San Francisco de Paula
La vida del místico calabrés, fundador de la Orden de los Mínimos y definido «el otro Francisco» por su caridad, estuvo marcada por el don de la fe desde su concepción

San Hugo de Grenoble
El nombre de san Hugo de Grenoble (1053-1132) está vinculado a la Orden de la Cartuja, a cuya creación contribuyó, y a la Reforma gregoriana, que apoyó convencido


San Benjamín
El santo celebrado hoy lleva el nombre del más pequeño de los hijos de Jacob: la vida de este otro Benjamín, diácono y mártir, se desarrolló entre los siglos IV y V. Su martirio tuvo lugar en el contexto de las persecuciones en Persia


San Leonardo Murialdo
Antes de ser un hombre de acción, san Leonardo Murialdo era un hombre de oración, seguro de que «el hombre que reza es el más poderoso del mundo»


San Marcos de Aretusa
Ejerció su ministerio episcopal en la fase más candente de la controversia arriana


San Esteban Harding
En 1108 se convirtió en el tercer abad de Citeaux. Dedicó los 25 años que estuvo al frente de la abadía a la reforma de los libros litúrgicos, para adherirse más fielmente al espíritu benedictino. También trabajó en una escrupulosa revisión de la Vulgata

San Ruperto de Salzburgo
Desarrolló una parte importante de su apostolado en las tierras habitadas por los antepasados de los austríacos y bávaros


San Ludgero
Era aún un niño cuando, en el año 753, vio al gran evangelizador de Alemania, san Bonifacio, que fue martirizado el 5 de junio del año siguiente en Dokkum, en Frisia, junto a otros 52 compañeros

Anunciación del Señor
"Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo”. El saludo del arcángel Gabriel a María resume de manera única el misterio de la Anunciación, el acontecimiento central en la historia del hombre

Santa Catalina de Suecia
Cuarta de los ocho hijos de santa Brígida, la gran mística sueca y copatrona de Europa, santa Catalina de Suecia compartió la misma tensión a las virtudes cristianas que iluminó toda la vida de su madre


San Toribio de Mogrovejo
Veinticinco años de ministerio episcopal en el Nuevo Mundo, miles de kilómetros recorridos casi siempre a pie para anunciar a Cristo a los indígenas de Perú (y no sólo), donde aún se recogen los frutos de su ilimitada caridad

Santa Lea de Roma
La Carta XXIII de San Jerónimo nos ofrece un espléndido retrato de santa Lea (†384), una viuda romana que abandonó sus riquezas para seguir a Cristo y merecer el Paraíso a través de la oración, la penitencia y la maternidad espiritual de varias vírgenes

