Santa Zita
Educada en la piedad cristiana, la joven creció con una regla de vida muy simple: «¿Esto le gusta a Jesús? ¿Esto le disgusta?»
San Pascasio Radberto
Está considerado el mayor teólogo del siglo IX por su tratado sobre la presencia real de Cristo en la Eucaristía, como también por algunas obras sobre María.
San Marcos
Escribió el segundo Evangelio por directa petición de los primeros cristianos de Roma, atraídos por las enseñanzas de san Pedro.
San Fidel de Sigmaringa
Fue martirizado por los calvinistas después de haber convertido a muchos de ellos a la verdadera fe.
San Jorge
Existen testimonios de su culto desde el siglo IV, época de la que data su martirio, ocurrido probablemente durante la Gran Persecución de Diocleciano.
San Leónidas de Alejandría
Su martirio tuvo lugar durante las persecuciones ordenadas por el emperador Septimio Severo.
San Anselmo de Aosta
Considerado por algunos como el fundador de la Escolástica, ideó un argumento sobre la existencia de Dios, estudiado por generaciones de filósofos y teólogos.
Santa Inés de Montepulciano
En 1374, Nuestro Señor reveló a santa Catalina de Siena que en el Paraíso habría gozado de una gloria igual a la de santa Inés de Montepulciano (c. 1268-1317). Esto nos ayuda a tener una idea de la grandeza de esta mística.
San Expedito
San Expedito, el más popular de los mártires de Melitene, es venerado como el santo de las causas urgentes por antonomasia.
San Galdino
Entre los obispos santos de Milán, san Galdino ocupa un lugar preeminente junto a dos gigantes como san Ambrosio y san Carlos Borromeo
San Roberto de Molesmes
Principal fundador de la Orden del Císter, promovió la vuelta a una vida monástica simple y austera.
Santa Bernardita
En una época de ateísmo galopante, la fe límpida de Bernardita es la prueba de que Dios se sirve de los más pequeños para llevar a cabo sus designios más grandes