San Dámaso I
El pontificado de san Dámaso I (304-384) estuvo lleno de acontecimientos. Ascendió al trono petrino en el año 366 y gobernó la Iglesia en una fase en la que las herejías se abatieron sobre la Divina Trinidad, contra las que luchó enérgicamente con la ayuda, entre otros, de san Jerónimo, que durante algún tiempo tuvo como secretario y al que encargó traducir la Biblia al latín.
Beata Virgen María de Loreto
Hoy recordamos la traslación de la Santa Casa de Nazaret que el 10 de diciembre de 1294 fue llevada por ángeles en el territorio de Le Marche (Italia), entonces parte del Estado Pontificio. No fue la primera traslación milagrosa ni sería la última, por lo que vale la pena mencionar el contexto histórico en el que esto ocurrió.
San Juan Diego Cuauhtlatoatzin
El sábado 9 de diciembre de 1531 por la mañana, la Santísima Virgen se apareció al campesino Juan Diego Cuauhtlatoatzin (1474-1548) en el cerro del Tepeyac, cerca de la Ciudad de México, presentándose como "la perfecta Virgen María, Madre del Dios verdadero y único".
Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María
Signo de esperanza segura para todos los fieles, con la solemnidad de la Inmaculada Concepción la Iglesia recuerda que la Santísima Virgen María fue preservada del pecado original desde el momento de su concepción.
San Ambrosio
"¡Ambrosius episcopus!”. Quién sabe cuán diferente habría sido la historia de Milán y de su diócesis, descrita durante siglos con el adjetivo "ambrosiana", así como la de toda la Iglesia, sin la voz de aquel niño que en el año 374 gritó el nombre del entonces prefecto Ambrosio (340-397), al que siguió inmediatamente la aclamación de los fieles reunidos en la iglesia.
San Nicolás de Bari
Es difícil decir si era mayor la fama de santidad de la que ya gozaba en vida o el culto post mortem ligado a los numerosos milagros y ejemplos de caridad narrados en las hagiografías y representados en los iconos, que lo hicieron muy popular en todo el mundo cristiano y especialmente en la Baja Edad Media, cuando también fue mencionado por Dante en la Divina Comedia
San Sabas de Capadocia
Sabas el Santificado o san Sabas de Capadocia (439-532), uno de los Padres del desierto, desempeñó un papel importante en la difusión del monaquismo oriental
San Juan Damasceno
Ha sido definido como "Santo Tomás de Oriente", autor de sublimes páginas sobre la Santísima Virgen y capaz de refutar la entonces extendida iconoclasia, defendiendo el culto a las imágenes sagradas con una teología profunda que se basa en el fundamento de la fe cristiana: la Encarnación.
San Francisco Javier
Redescubrir el ejemplo de San Francisco Javier (1506-1552), considerado el mayor misionero de la era moderna, puede ser un poderoso antídoto en tiempos de crisis para la fe y casi de vergüenza por anunciar a Cristo.
Santa Bibiana
El martirio de la joven virgen romana Bibiana (347-362), nombre asimilado al de la más difundida Viviana, se sitúa en el paréntesis histórico del imperio de Flavio Claudio Julián (361-363), llamado el Apóstata.
Edmondo Campion y compañeros
Nacido en Londres en los años cálidos del cisma anglicano, San Edmund Campion (1540-1581) se formó especialmente en Oxford, viviendo gran parte de su adolescencia durante el reinado de María I de Inglaterra (1553-1558), que intentó restaurar el catolicismo en su país.
San Bruno
La vida ermitaña fue su cielo en la tierra, lo que le permitió meditar sobre Dios y probar “una paz que el mundo no conoce, que propicia la alegría del Espíritu Santo”. Antes de irse de este mundo, San Bruno de Colonia (c. 1030-1101), erudito en teología y filosofía, fue director de la Escuela de la Catedral de Reims durante veinte años, en donde tuvo entre sus alumnos al benedictino Ottone di Chatillon, el futuro beato Urbano II. El enfrentamiento con un obispo al que acusó de simonía lo obligó a abandonar Francia en 1076, pero pudo regresar cuatro años después tras la deposición del prelado. Fue en ese difícil período que maduró la vocación por la vida monástica.