Santa Escolástica
Se invoca a la hermana de san Benito contra las tempestades y los rayos porque fue la única, por lo que sabemos, que mantuvo bajo control al amado hermano con el célebre milagro narrado en los Diálogos de san Gregorio Magno
Santa Apolonia
Su martirio sucedió como consecuencia de la predicación de un adivino, que había incitado a la muchedumbre pagana de Alejandría de Egipto a perseguir a los cristianos
Santa Josefina Bakhita
En la encíclica Spe Salvi, Benedicto XVI recuerda el ejemplo de Josefina Bakhita para meditar sobre la esperanza, virtud teologal que tanto había colmado la vida de la santa sudanesa, gracias al conocimiento del Dios verdadero
San Juan de Triora
Entre los misioneros que anunciaron a Cristo en China sin ceder a compromisos y hasta dar la vida, está san Juan de Triora (1760-1816)
Santos mártires de Nagasaki
La Iglesia recuerda hoy el martirio que tuvo lugar el 5 de febrero de 1597 en una colina cerca de Nagasaki, donde 26 cristianos fueron crucificados
Santa Águeda
Águeda está entre las siete antiguas mártires - junto con Lucía, Inés, Anastasia, Cecilia, Felicitas y Perpetua - invocadas en el Canon Romano
San Gilberto de Sempringham
Fundador de la única Orden religiosa enteramente inglesa, apoyó moralmente la causa de santo Tomás Becket en la controversia con el rey Enrique II
San Blas
En el día de su fiesta litúrgica es costumbre la bendición de la garganta con dos velas en cruz, bendecidas el día antes durante la fiesta de la Presentación del Señor
Presentación del Señor
La fiesta de la Presentación del Señor pone fin a las celebraciones natalicias y recuerda que María y José llevan al templo a Jesús, 40 días después de su nacimiento
Santa Brígida de Irlanda
El culto de Brígida - que no hay que confundir con la homónima santa sueca del siglo XIV - es tan popular en Irlanda que durante los siglos han surgido innumerables tradiciones sobre su figura
San Juan Bosco
Consagró toda su vida a defender a la Iglesia, que el poder agredía cada vez más. Célebre es el sueño en el que vio una terrible batalla en el mar, donde la gran barca guiada por el Papa era atacada por una multitud de embarcaciones, hasta encontrar anclaje seguro entre dos columnas: en la primera estaba la Eucaristía; en la otra, María Inmaculada
Santa Jacinta Marescotti
Se convirtió en terciaria franciscana sin ninguna vocación, viviendo mucho tiempo en contraste con su profesión solemne antes de refugiarse en el consuelo de Dios, que la cambió radicalmente