Francisco y los seminaristas de Barcelona, el misterio del discurso cambiado
El caso de las palabras pronunciadas por el Papa en el encuentro del 10 de diciembre con los seminaristas de Barcelona se intensifica. En lugar de leer el hermoso discurso publicado en el sitio web del Vaticano, Bergoglio habría hablado improvisadamente, negando (nuevamente) la necesidad del arrepentimiento para otorgar la absolución. Y pronunciando, según los testimonios recogidos por Germinans Germinabit, incluso expresiones vulgares. Urge una aclaratoria de la Oficina de Prensa del Vaticano.


El legado de Benedicto XVI: Continuar con la reconstrucción del postconcilio
El legado de Benedicto XVI consiste en retomar la cuestión del Concilio y del postconcilio donde él la dejó, continuando con la contención de las tendencias más destructivas y prosiguiendo con la reconstrucción. Para el Papa Francisco, sin embargo, el debate sobre Concilio y postconcilio se ha terminado y la Iglesia está aún en una posición de conservación, no de salida. La cuestión de la Misa tridentina es una prueba de ello. Aún así, la multitud de fieles que ha ido a Roma para despedir al Papa Ratzinger demuestra que su legado pertenece a la épica religiosa. Francisco no podrá ignorarlo.

“Benedicto XVI, doctor de la Iglesia: luchó por la fe de los sencillos”
Benedicto XVI, ¿santo subito? “Lo decidirá el Papa, yo creo que fue un doctor de la Iglesia con su magisterio. Siempre luchó por la fe de las personas sencillas. La centralidad de la cuestión de Dios y el cristocentrismo fueron los dos puntos fuertes de su teología”. Entrevistamos al cardenal Koch, a quien Benedicto XVI quiso a toda costa con él en el Vaticano y que se convirtió en uno de sus colaboradores más estrechos: “Le dije que no quería dejar mi diócesis, pero me respondió: 'Te entiendo, pero ven'”.


Benedicto devolvió a los hombres y a la Iglesia a la centralidad de Dios
Fue un pontificado esencial que apuntó directamente al corazón de la enfermedad mortal de nuestro tiempo, un mundo que ha borrado a Dios. Y también la Iglesia está fascinada con los valores compartidos, por eso Benedicto fue tan controvertido. Pero la verdad es que nos indicó la única solución para la felicidad humana: Dios en el centro de la liturgia, la liturgia en el centro de la Iglesia, la Iglesia en el centro del mundo.


La subida al cielo de Benedicto deja la tierra más a oscuras
El Papa emérito Benedicto XVI ha fallecido hoy a las 9:34 horas, en el Monasterio Mater Ecclesiae del Vaticano.
La luz de la fe unida a la razón brilló y brilla en sus escritos teológicos, en la claridad de sus intervenciones magistrales. Al acercarse a él, uno estaba seguro de no sentirse confundido, sino más bien confirmado en las verdades de la fe y la razón. En el magisterio de Benedicto todas las verdades confluyeron y encontraron su lugar. Un desafío en el corazón de la modernidad a la que la Iglesia no está llamada a “conformarse”. Por tanto, Benedicto no representa el pasado, sino el futuro.


Navidad, la alegría irreprimible de la Iglesia en la liturgia
Un excursus acerca de los introitos de la Misa de Navidad, cantados en gregoriano, nos ofrece la misma experiencia de expectación, de visión del Dios encarnado y de contemplación de la Theotokos experimentada por los pastores. El canto gregoriano, como dice el Concilio Vaticano II, es un alimento insustituible para los fieles.


Rupnik, el escándalo de los abusos golpea a Santa Marta
Los graves abusos sexuales cometidos por el padre Rupnik contra las monjas que estaban bajo su cuidado espiritual y el grave delito de absolución del cómplice que provocó su excomunión, son ahora hechos establecidos. Pero la poderosa red de complicidad y protección, que aún lo ve impune, alcanza también al Santo Padre: de hecho, solo él tenía el poder de levantar la excomunión. ¿Entonces qué pasó? Todavía se esperan respuestas adecuadas del Vaticano.


Escándalos y renuncias como rutina: así se seculariza el papado
Uno de los principales objetivos de Francisco fue y sigue siendo secularizar el papado. Dos hechos recientes así lo demuestran: sus palabras sobre su renuncia por diversos motivos ya firmada y quién sabe dónde guardada, una banalización que da al papado la imagen de un puesto de trabajo temporal. Y la gestión del escándalo Rupnik, que borra la necesidad de justicia solo gracias a intervenciones desde lo alto.


“Canonizar a monseñor Câmara significaría canonizar el comunismo”
Monseñor Hélder Câmara podría ser declarado venerable en breve. El prelado fue protagonista de la teología de la liberación, benévolo con la URSS y China, y además en su diócesis se planeó la lucha armada revolucionaria. Un “santo mediático e ideológico”, y no tanto religioso, como explica a La Brújula Julio Loredo, presidente de la red italiana Tradición, Familia y Propiedad.


Academia para la Vida, una ética contra la moral católica
El Texto Básico del Pav es incompatible con la encíclica Veritatis Splendor de 1993 de San Juan Pablo II. La afirmación de que hay acciones que nunca pueden llegar a ser buenas es negada en el nuevo camino de la Academia Pontificia para la Vida. Sobrepasar estos absolutos morales lleva a derribar toda la enseñanza de la Iglesia sobre el pecado, sobre el mérito, sobre la realidad del Infierno, sobre el sentido de la Creación y de la Encarnación redentora. Y también sobre el martirio, cuyo sentido desaparece. Reflexiones al final de la II Conferencia “Una respuesta a la Pontificia Academia para la Vida”.


Ser humano = persona. No hay nada que discutir
En una entrevista publicada en America, Bergoglio hace una distinción entre “ser humano” y “persona”. Distinción inoportuna, pues se presta a ser usada por quienes defienden el aborto y además es indefendible en su contenido. No existen seres humanos que no sean personas.

Acompañar sin convertir: Es el turno de los obispos belgas
La visita ad limina es ahora el pretexto para avalar el derrocamiento de la fe y la moral al son de la palmadita (romana) en la espalda. Para “legitimar” la costumbre de la bendición de las parejas homosexuales, el cardenal De Kesel se apoya en las palabras del decano del Instituto Juan Pablo II en nombre de una apertura a todo menos a la conversión.

