San Celestino V
Había consagrado su existencia a Dios, viviendo buena parte del tiempo como ermitaño
San Juan I
Murió por amor a Cristo y a la Iglesia después de las duras privaciones sufridas en prisión
San Pascual Baylón
Fue llamado el “Serafín de la Eucaristía” por la devoción angelical con la que se acercó y habló de la presencia real de Cristo en la Hostia consagrada
San Ubaldo de Gubbio
Décadas antes de que residiera allí san Francisco de Asís, Gubbio ya conocía las virtudes de san Ubaldo, quien durante 31 años fue obispo de la ciudad y la ayudó a protegerse de los ataques enemigos
San Isidro Labrador
Es invocado como patrón de los agricultores y los cultivos. Gregorio XV lo proclamó santo en 1622 junto con cuatro grandes figuras de la historia de la Iglesia: Francisco Javier, Ignacio de Loyola, Teresa de Ávila y Felipe Neri
San Matías
La naturaleza apostólica de la Iglesia se resalta de manera especial en la fiesta de san Matías, que fue llamado a reemplazar a Judas el Iscariote inmediatamente después de la Ascensión. La iniciativa fue tomada por Pedro, que comenzó así a ejercer el sumo ministerio al que Jesús lo había llamado
Virgen de Fátima
El 13 de mayo de 1917, mientras el rebaño pastaba en la Cova d’Iria, en el territorio de Fátima, Lucia dos Santos, de 10 años, Francesco Marto, de 9 años, y su hermana Jacinta, de 7, vieron aparecer a una Señora vestida de blanco...
Santos Nereo y Aquiles
Nereo y Aquiles fueron dos soldados romanos que se convirtieron al cristianismo. Su martirio probablemente ocurrió alrededor del año 300. La reforma de 1969 estableció para Nereo y Aquiles una memoria facultativa en el Calendario General Romano, distinta de la de san Pancracio, otro glorioso mártir recordado hoy
San Juan de Ávila
Místico y Doctor de la Iglesia, precursor y consejero del Concilio de Trento, modelo de sacerdotes y «figura profética», como lo definió Pablo VI
San Pacomio
Es considerado el fundador del monacato cenobítico. A él se le atribuyen varias primacías en la historia de la cristiandad
San Víctor
Es una de las figuras más bellas en dar testimonio de Cristo durante la Gran Persecución, hasta entregar su vida