Santa Juana Francisca de Chantal
Su nombre está unido al de san Francisco de Sales. Juntas fundaron la Orden de la Visitación.


Santa Clara de Asís
Deseosa de conformarse a Nuestro Señor, se llenaba de ternura y asombro al meditar sobre los misterios de la Encarnación y su santa Pasión. Quería despojarse de todo lo mundano, de todo deseo que pudiera alejarla de Él.


San Lorenzo
La fecha del 10 de agosto ya apareció en la Depositio Martyrum, escrita alrededor de 336.


Santa Teresa Benedicta de la Cruz
En el siglo Edith Stein (1891-1942), fue proclamada copatrona de Europa por Juan Pablo II.


Santo Domingo
Enseñó a sus frailes que «nuestro estudio debe apuntar, sobre todo, a hacernos útiles a nuestros hermanos con ardor y con toda nuestra energía», con el objetivo de salvar almas.


San Cayetano Thiene
Fundador de los Teatinos, se le llama «el santo de la Providencia» por la confianza inmensa que tuvo en Dios, del cual sacó la fuerza para múltiples obras de caridad en favor de enfermos y necesitados.


Transfiguración del Señor
En el prefacio, la liturgia de la Transfiguración recita que Nuestro Señor «hizo resplandecer una luz incomparable para preparar a sus discípulos al escándalo de la cruz».


Dedicación de la Basílica de Santa María la Mayor
Se llama así para indicar su preeminencia sobre las demás iglesias en el mundo consagradas a la Santísima Virgen. Su nombre está vinculado al plurisecular culto a la Virgen de las Nieves.


San Juan María Vianney
«Todas las buenas obras reunidas no equivalen al sacrificio de la Misa, porque esas son obras de hombres, mientras que la Santa Misa es obra de Dios», enseñaba san Juan María Vianney (1786-1859), para todos el Cura de Ars.


San Eusebio de Vercelli
Bajo Constancio II, fue uno de los pocos obispos que defendió firmemente, aunque a costa de ser perseguido, la fe recta en el Hijo de Dios «generado, no creado, de la misma sustancia que el Padre», así como había sido confirmada solemnemente por el Credo niceno.


San Alfonso María de Ligorio
Fundador de los Redentoristas, honrado por la Iglesia con el título de Doctor Zelantissimus, vivió casi 91 años. Es autor de más de cien obras, algunas de las cuales traducidas a más de 70 idiomas.

