San Juan Nepomuceno
No es raro, cuando se camina sobre los puentes y a lo largo de los ríos de varios países europeos, toparse con una estatua de san Juan Nepomuceno, mártir por la libertad de la Iglesia y patrono de los confesores, una «figura grandiosa» que «es de ejemplo y tiene dones para todos» (Juan Pablo II)
San José
Si, justamente, el antiguo refrán teológico afirma que nunca se dice lo suficiente sobre María, lo mismo se puede decir de su castísimo esposo, puesto que en ningún otro santo, salvo en la propia Madre de Dios, la dimensión del misterio es tan grande como en san José
San Cirilo de Jerusalén
Doctor de la Iglesia, participó en la disputa teológica sobre la herejía arriana y nos ha dejado páginas muy hermosas sobre la preparación de los catecúmenos al bautismo y la presencia real de Cristo en la Eucaristía
San Patricio
Según la tradición, enseñó a los irlandeses la doctrina sobre la Santísima Trinidad utilizando el trébol como símbolo de la consubstancialidad entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo
San Heriberto de Colonia
Fue un pastor de almas que nunca dejó de pensar en las cosas de Dios y que no perdió la humildad ni siquiera cuando el emperador quiso que fuera su mano derecha en el Sacro Romano Imperio
Santa Luisa de Marillac
Pasó a través de duras pruebas antes de comprender el proyecto que Dios tenía sobre ella
Santa Matilde de Alemania
Modelo de reina cristiana, nació en una familia de ilustre linaje y fue educada en el monasterio de Herford, donde su abuela era abadesa
San Leandro de Sevilla
Hermano mayor de tres santos, san Leandro (c. 534-599) es recordado sobre todo por el papel que tuvo en el abandono del arrianismo y posterior conversión de la casa real visigoda, reinante en esa época en España
San Luis Orione
«Sólo la caridad salvará al mundo», era el programa de vida de san Luis Orione (1872-1940), el fundador de la Pequeña Obra de la Divina Providencia, que ya en el nombre revela dos rasgos fundamentales del sacerdote piamontés: su humildad y su inquebrantable confianza en la actuación de Dios en la historia
San Sofronio de Jerusalén
Tuvo el grandísimo mérito de denunciar la herejía monotelita y permaneció con sus fieles durante la invasión islámica de la Ciudad Santa
San Macario de Jerusalén
Se le atribuye un papel importante en la redacción del Símbolo niceno, primer núcleo de nuestro Credo. Era obispo de Jerusalén cuando santa Elena encontró la Cruz de Cristo y, con la ayuda de la gracia, fue decisivo en identificarla
Santa Francisca Romana
Invocada contra las pestes y para la liberación de las almas del Purgatorio, enseñaba: «Que la finalidad de vuestra actividad sea siempre y únicamente la gloria de Dios»