San Teófilo de Antioquía
La lectura en profundidad de las Sagradas Escrituras favoreció su conversión. La suya fue una gran contribución a la apologética cristiana
San Teófilo de Antioquía (c. 120-185) había sido educado en el paganismo, pero la lectura en profundidad de las Sagradas Escrituras favoreció su conversión. La suya fue una gran contribución a la apologética cristiana. De sus muchos escritos, a los que hacen referencia Eusebio de Cesárea y san Jerónimo (este último incluyó su biografía en De viris illustribus), han llegado hasta nosotros los tres libros Ad Autolico, dedicados a un amigo pagano que denigraba la fe cristiana y a quien el santo explicó que Dios era conocido por la razón a partir de las cosas creadas: «Como el alma del hombre es invisible, sustrayéndose a la vista humana, pero es percibida observando los movimientos del cuerpo, tampoco Dios puede ser visto con ojos humanos, pero se le divisa y se le comprende a través de su Providencia y sus obras».
Con un estilo original que utiliza las similitudes, Teófilo argumenta bien cómo el arraigo del pecado en el corazón nos impide entender a Dios: «El hombre debe mantener el alma pura como un espejo terso. Cuando surge el óxido en un espejo, la imagen del hombre ya no se puede reflejar en él. Así, cuando el pecado está arraigado en el alma del hombre, no puede ver a Dios». El segundo libro dedicado al amigo Autólicus es el más antiguo escrito llegado a nosotros en el que aparece el término Trinidad, que Teófilo definió «Dios, su Palabra y Sabiduría». El santo veía ya una imagen de la Trinidad en la historia de los tres primeros días de la Creación. Algunas de sus intuiciones sobre el misterio trinitario fueron más tarde tomadas y desarrolladas por otros autores cristianos, mientras que otras (más aproximativas) no tuvieron seguimiento.
En el 169 se convirtió en obispo de Antioquía, cuya Iglesia había sido fundada por san Pedro. Fue acérrimo en la lucha contra las herejías. Como informa Eusebio, san Teófilo escribió un tratado en contra de la herejía de Hermógenes y «una obra magnífica» contra Marción, un hereje que desarrolló una doctrina que pretendía eliminar todo el Antiguo Testamento y cortar muchos pasajes del Nuevo, que demostraban el vínculo entre los dos testamentos, algo que no se ajustaba a sus ideas. Una herejía que a lo largo de los siglos ha sufrido muchos cambios, sin llegar a desaparecer nunca.