San Elpidio abad
Su nombre deriva del griego Elpidios (de elpis, «esperanza») y puede ser traducido como «lleno de esperanza»...
Su nombre deriva del griego Elpidios (de elpis, «esperanza») y puede ser traducido como «lleno de esperanza». Las noticias sobre la vida de san Elpidio (siglo IV) no son muchas. De él habla un discípulo de san Juan Crisóstomo, es decir el monje y obispo Paladio de Galacia (c. 363-420), que en su Historia Lausiaca informa de que Elpidio era originario de la Capadocia y que vivió durante 25 años como anacoreta en las cuevas cerca de Jericó, refugios naturales para hombres deseosos de dedicarse a la contemplación de Dios.
El mismo Paladio escribió haber vivido en aquellas cuevas con el santo, que mostraba tal disciplina en su ascetismo «que hacía sombra a todos los demás». Solo comía el sábado y el domingo y por la noche se levantaba para velar y cantar los Salmos. Una de esas noches, en compañía de Paladio y de otros anacoretas, fue herido por un escorpión justo mientras salmodiaba, pero no se preocupó por el dolor, pisó al animal permaneciendo en pie y prosiguió su canto a Dios.
En su compañía llegaron a la perfección Enesio y su hermano Eustasio, además de un discípulo llamado Sisinio. Según la Historia Lausiaca, san Elpidio murió en una de las cuevas cerca de Jericó. Algunos sostienen que pudo haber dejado Tierra Santa, llegando a Italia. De cualquier manera, sus reliquias se encuentran desde el primer milenio en Las Marcas y siguen ahí hoy en día, custodiadas en un sarcófago romano de mármol de Paros que se remonta al siglo IV, en el interior de la iglesia a él dedicada en el municipio de Sant’Elpidio a Mare.