San Anastasio I por Ermes Dovico
NOMBRAMIENTOS

Hicks, nuevo arzobispo de Nueva York, entre los pobres y el compromiso provida

El sucesor del cardenal Dolan proviene de Chicago, donde aprendió más de George que de Cupich, pero trabajó bien con ambos. Primero estuvo de misión entre los más desfavorecidos en San Salvador, luego fue obispo de Joliet, donde se destacó por la defensa de la vida de los no nacidos y su actitud permisiva hacia la liturgia tradicional.

Ecclesia 19_12_2025 Italiano

Tras días de especulaciones, ayer se ha hecho oficial: el nuevo arzobispo de Nueva York es monseñor Ronald Aldon Hicks, hasta ahora obispo de Joliet. Sustituye al cardenal Timothy Dolan, que cumplió 75 años en febrero. Un relevo inesperado, ya que el Papa, en su intervención ante la CEI en Asís, había manifestado su deseo de que se respetara la norma de la jubilación de los ordinarios a los 75 años, pero también se había mostrado abierto a excepciones en el caso de los cardenales. Dolan no solo es cardenal, sino que también fue uno de los protagonistas de la amplia elección de León XIV en la Capilla Sixtina el pasado mes de mayo. A pesar de ello, el Pontífice, su compatriota, ha optado por el cambio.

A Nueva York llega Hicks, un prelado que recibió la ordenación episcopal en 2018 de manos del líder de los obispos liberales de Estados Unidos, el cardenal Blase Cupich. Hicks fue primero vicario general y luego auxiliar en Chicago, pero su formación está más vinculada al difunto cardenal Francis Eugene George que a su sucesor Cupich. Fue George, como arzobispo de Chicago, quien lo envió en 2005 durante cinco años a San Salvador para trabajar con huérfanos y niños abandonados, adquiriendo así el perfil pastoral útil en la nueva etapa del episcopado estadounidense.

Quienes lo conocen nos cuentan que fue el propio George quien propuso su nombre como vicario general en Chicago antes de dimitir. Y efectivamente, Cupich lo nombró en noviembre de 2015, solo dos meses después de sustituir a George. Tras dos años como auxiliar en Chicago, Hicks fue elegido en 2020 obispo de Joliet, donde se ha caracterizado por su compromiso provida. El nuevo arzobispo de Nueva York suele participar en el Día Nacional en Memoria de los Niños Abortados bendiciendo las tumbas de los niños no nacidos.

También se ha destacado en la diócesis de Joliet por su actitud permisiva hacia la Fraternidad Sacerdotal San Pedro local y, por lo tanto, por no haber prohibido las celebraciones en Vetus Ordo después de la promulgación de Traditionis custodes. Es un obispo que habla del “olor de las ovejas” y que tiene una especial predilección por la cuestión de los pobres que proviene de sus años como misionero en San Salvador, al igual que Prevost en Perú. No es casualidad que en su escudo episcopal haya elegido colocar una ramita de romero en homenaje a San Óscar Romero, el arzobispo salvadoreño martirizado en el altar por un escuadrón de la muerte.

En 2024 fue elegido en la asamblea plenaria de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos como presidente del Comité para el Clero, la Vida Consagrada y las Vocaciones. Sensible a las reivindicaciones de la comunidad latina durante su mandato en Joliet, no es de extrañar que Hicks tenga posiciones críticas con las políticas migratorias de la administración Trump. Sin embargo, el nombramiento no crea divisiones dentro del episcopado estadounidense y premia a un “centrista” que ha sabido trabajar bien tanto con el conservador George como con el liberal Cupich.