Santo Domingo de Silos por Ermes Dovico
La entrevista / Vincenzo Bassi

«La FAFCE es discriminada por la UE porque somos pro-familia»

«Hay un grave salto cualitativo por parte de la Comisión Europea: primero se empezó a decir que la familia excluye, ahora la familia es excluida». Habla en la Bussola/Brújula el abogado Vincenzo Bassi, presidente de la Federación de Asociaciones Familiares Católicas en Europa, excluida de los fondos europeos por ser anti-género.

La Unión Europea se está distinguiendo progresivamente como un centro de poder que combate el derecho natural, desde la vida desde la concepción hasta la familia basada en el matrimonio. Y cada vez más lo hace contraviniendo sus propios tratados e incluso tratando de limitar las voces contrarias al pensamiento dominante actual. Entre los últimos ejemplos, cabe destacar la exclusión de la Federación de Asociaciones Familiares Católicas en Europa (FAFCE) de los fondos europeos. La Brújula Cotidiana (La Nuova Bussola Quotidiana) ha entrevistado al presidente de la FAFCE, Vincenzo Bassi.

¿Puede explicar cómo han sido excluidos de los fondos de la UE?
En primer lugar, debo decir que nosotros, en la FAFCE, nunca habíamos presentado solicitudes de financiación europea. Pero en los últimos dos años, teniendo en cuenta las dificultades que tenemos desde el punto de vista financiero, hemos intentado acceder a los fondos europeos presentando seis proyectos relacionados con los jóvenes y la protección de los niños.

¿Por qué la FAFCE tiene una singularidad en el ámbito europeo?
La FAFCE es la única asociación familiar católica que opera en la sede de la UE y es la única asociación familiar que tiene estatus participativo en el Consejo de Europa. Este es un tema importante porque si no partimos de este dato no se comprende la gravedad del comportamiento de la Comisión. Somos los únicos que promovemos la familia en la sede institucional europea a través de una serie de iniciativas, mientras que los portadores de otras culturas son muchos y tienen fondos infinitos. Yo mismo presto mi servicio como voluntario, tenemos un budget anual de 250 000 euros y nos cuesta mucho alcanzarlo. Por eso hemos respondido a las convocatorias de la UE, confiando en expertos en planificación europea. Pero todos nuestros proyectos han sido rechazados.

Todos los seis proyectos?
Exactamente. No decimos que tengamos “derecho” a recibir el dinero, pero estábamos muy seguros de la calidad de nuestras propuestas. Entre las líneas de las motivaciones de la Comisión han surgido indicios de discriminación, en un caso es realmente evidente: según la Comisión, nuestro enfoque «podría violar las disposiciones de la UE sobre igualdad». Esta es la prueba fehaciente de la discriminación. Es decir, antes se discutía si otras experiencias podían ser "incluidas" y consideradas familia, ahora la experiencia familiar queda excluida. Se trata de un grave salto cualitativo, que además se ve confirmado por la resolución aprobada el 17 de diciembre por el Parlamento Europeo, que, más allá del tema del aborto —en sí mismo ya aberrante—, apunta a aquellas organizaciones que se oponen a la cultura de género. Es un salto cualitativo importante: antes se empezaba a decir que la familia excluye, ahora la familia está excluida.

Usted y la Fafce, en verano, también sufrieron un ataque por parte de un grupo de presión llamado European Parliamentary Forum (EPF), que creó una lista de organizaciones etiquetadas como «antiderechos»: ¿nos lo puede explicar?
Me han incluido en la lista de proscripción del EPF, que es un grupo de presión sobre los «derechos reproductivos», según el cual soy prácticamente un fanático religioso. Y el motivo es que soy anti-género y amigo de los obispos... Nosotros simplemente promovemos la familia a nivel institucional, tenemos una oficina en Bruselas, hacemos una acción legítima de presión, tratando de convencer con nuestros argumentos. Hemos conseguido crear un intergrupo sobre natalidad en el que también participan los socialistas, porque nuestro trabajo es transversal. Y ahora, sin acceso a esos fondos, corremos el riesgo de cerrar o, en cualquier caso, de tener que limitar mucho nuestras actividades. La cuestión es: ¿la familia es coherente con los valores europeos? Si la Comisión cree que no, la gente debe saberlo.

Claramente hablamos de la familia basada en el matrimonio entre un hombre y una mujer, eso es lo que molesta.
La legislación sobre la familia no es competencia de la UE. En la FAFCE insistimos más bien en la función de la familia, por ejemplo, en su relación con la demografía, que es un tema de cohesión social que, por lo tanto, interesa a la UE al entrar en el ámbito de las materias concurrentes. Además, sin duda, la experiencia familiar que representa la FAFCE es generativa, abierta a la vida y basada en la complementariedad entre hombres y mujeres.

Por un lado, las instituciones de la UE destinan muchos fondos a las organizaciones LGBT (véase la Estrategia LGBT 2026-2030) y también piden que se destinen al aborto transfronterizo; por otro lado, los niegan a quienes promueven la familia basada en el matrimonio. ¿Qué opina al respecto?
Lamentablemente, esto es evidente, es la consecuencia del hecho de que Europa se está convirtiendo cada vez más en una comunidad donde no hay pluralismo. En el caso de la resolución sobre el aborto, se pide que esta iniciativa se incluya en el presupuesto de la UE, lo cual es una locura.

La FAFCE se ocupa de cuestiones como el invierno demográfico, es decir, la baja natalidad, el equilibrio entre la familia y el trabajo, la protección de los niños, los daños de la pornografía, la promoción de la vida y la dignidad humana. ¿Por qué el establishment de la UE teme que ciertos temas sean tratados por una asociación familiar como la suya?
Para ellos, la familia no garantiza la “igualdad de género” , eso es lo que han escrito. Así que ahí está el tema. Nosotros nos centramos en el servicio de la familia al bien común, que es un servicio de tipo generativo, basado en la complementariedad del hombre y la mujer, del padre y la madre: este ejemplo generativo evidentemente no es aceptado por la UE.

Sin embargo, este ejemplo, la familia natural, es la base de todo...
Exacto. Tengo una formación católica, pero precisamente por eso me dirijo a todos, es decir, nuestro compromiso con la FAFCE es un compromiso para todos. No defendemos a una parte de la sociedad, defendemos a la familia, que es parte constitutiva de la sociedad. Y si promovemos la familia, promovemos la sociedad. Pero ahora esto se considera contrario a los valores europeos.

¿Qué opina del hecho de que, cada vez más, a nivel de la UE, las asociaciones en defensa de la vida y la familia sean etiquetadas precisamente como «antiderechos»?
Es razonable sostener que existe un prejuicio. Hace unos años, la iniciativa «One of us» (en defensa de los embriones humanos, ndr) fue respaldada por muchas más firmas (1,8 millones) que la iniciativa proaborto «My Voice, my Choice» (1,2 millones), aprobada por el Parlamento Europeo el 17 de diciembre de 2025. Pero «One of us» no mereció la atención del Parlamento Europeo y de la Comisión. Por lo tanto, existe un prejuicio. Esta resolución proaborto, en cambio, fue incluso promovida, lo que demuestra claramente que existe una combinación de intereses de los promotores de la iniciativa popular y de la política, en particular de la mayoría en el Parlamento. La cuestión es que no existe un pluralismo de fondo. Hay una resolución contraria a nuestros principios y eso es un hecho; pero el problema es que se nos ponen una serie de obstáculos —el último, la falta de acceso a los fondos— para afirmar estos principios. No nos da miedo ser minoría, porque estoy seguro de que, a la larga, la realidad prevalecerá sobre cualquier ideología. Sin embargo, está claro que hay un intento de hacer que esta minoría ni siquiera tenga derecho a existir, a hablar y, por lo tanto, a formar la opinión pública. Hoy en día, somos como David contra Goliat.



EL PROYECTO DE RESOLUCIÓN

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11_11_2025 Ermes Dovico

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