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POLONIA

No al Museo Wojtyła: el Gobierno de Tusk rechaza el cristianismo

El Ministerio de Cultura polaco intenta boicotear la apertura del Museo “Memoria e Identidad” -cuya construcción está terminada- dedicado a San Juan Pablo II. Una demostración más de la línea anticlerical de Tusk y compañía, que por su parte se gastan 166 millones de euros en otro museo...

Internacional 29_01_2025 Italiano English

Cuando surgió en Polonia la idea de organizar un museo dedicado a la herencia intelectual de san Juan Pablo II, el polaco más conocido en el mundo y la mayor figura de la historia de Polonia, se pensó en llamarlo Museo “Memoria e Identidad” (en la foto de Monika Tomaszek), por el título del libro del Papa Karol Wojtyła, publicado en 2005. Un libro que es una reflexión sobre la historia de Polonia, sobre la identidad de Europa poderosamente modelada por el cristianismo, sobre el misterio del mal, encarnado en los grandes sistemas totalitarios del siglo XX como el nazismo y el comunismo, que Wojtyła había conocido en persona.

Este Museo, construido en la ciudad de Toruń, tuvo dos cofundadores: el Ministerio de Cultura y Patrimonio Nacional y la Fundación Lux Veritatis. En la actualidad, los edificios del futuro Museo están terminados y falta completar la exposición. Desgraciadamente, tras el cambio de gobierno, el Ministerio de Cultura dirigido por Hanna Wroblewska está intentando destruir esta gran iniciativa, al igual que muchas otras similares que pretenden mantener vivo el recuerdo del Papa polaco. El gobierno lo hace por puro interés político e ideológico, incluso a costa de malgastar los fondos públicos invertidos hasta ahora en la construcción de este Museo Estatal.

Ante esta deplorable situación, la Fundación Lux Veritatis, cofundadora del Museo, ha emitido un comunicado en el que informa de que “el Ministerio de Cultura y Patrimonio Nacional ha presentado una demanda en el Tribunal de Distrito de Varsovia contra la Fundación Lux Veritatis y el Museo para determinar la invalidez del contrato relativo a la organización de la institución cultural denominada Museo ‘Memoria e Identidad’ que lleva el nombre de san Juan Pablo II en Toruń. Ya en esta fase, la demanda presentada se basa en mentiras y contiene numerosos errores. El 23 de diciembre de 2024 el Tribunal de Distrito de Varsovia ha emitido una orden devolviendo todo el caso al Ministerio debido a deficiencias significativas en el documento”. Además, como explica el comunicado de la Fundación Lux Veritatis, “la demanda afirma que el contrato para el uso de la propiedad en la que se encontraba el Museo expiró el 31 de diciembre de 2022, por lo que el Museo ya no tiene permiso para utilizar el terreno. Y esto es mentira”. El Ministerio miente a sabiendas de que miente porque “en mayo de 2023 recibió las escrituras notariales que prorrogan el derecho de uso de esta propiedad para los años siguientes”.

Esto demuestra cuán grande es la determinación del Ministerio de Cultura, que -tras presiones políticas- está dispuesto a presentar pruebas falsas ante el tribunal. Pero la Fundación subraya que, desgraciadamente, la devolución del caso no pondrá fin al asunto porque “la presión política del actual gobierno sobre los tribunales es tan gigantesca que este caso puede evolucionar hacia un verdadero juicio político” para satisfacer a la parte más radical y más anticlerical del electorado de los gobernantes actuales.

Para la Fundación no hay ninguna duda de cuál es el objetivo de toda la operación, a saber, “la liquidación del Museo donde deberían presentarse las enseñanzas de san Juan Pablo II”. La lucha del Ministerio contra el Museo de san Juan Pablo II se inscribe en “el marco de la actitud negativa del actual Gobierno hacia la Iglesia católica y la religión”. El comunicado recuerda que el año pasado se intentaron retirar las cruces de los edificios públicos y se quisieron eliminar la catequesis de los colegios, por no hablar de la denigración diaria que sufren los sacerdotes en los medios de comunicación totalmente esclavizados por la línea anticlerical del gobierno Tusk.

LaFundación no tiene ninguna duda: el intento de boicotear el Museo “Memoria e Identidad” forma parte de una “cacería” contra Juan Pablo II, mecenas del Museo. Y el Gobierno actual lo hace recurriendo a la mentira y abusando de su posición de poder. Ante esta situación, la Fundación apela una vez más a un diálogo maduro para resolver la situación teniendo en cuenta el bien público.

Hablando del Museo san Juan Pablo II, que según el Gobierno de Tusk no debería ver la luz, es absolutamente necesario señalar otro hecho: la apertura en Varsovia del Museo de Arte Contemporáneo tan deseado por el alcalde de la capital, Rafal Trzaskowski, que es también vicepresidente del partido de Tusk, Plataforma Cívica, y candidato a las elecciones presidenciales. El Museo de Arte Contemporáneo ha costado la astronómica suma de 700 millones de zlotys (unos 166 millones de euros) y para ello se ha construido un cubo monstruoso, como un gigantesco contenedor o supermercado, que desfigura el centro de la capital polaca. El Museo Trzaskowski está semivacío pero, como muchos han observado, en las estanterías de la tienda de regalos hay publicaciones que transmiten la ideología LGBT y cuestiones de identidad de género, incluido el cómic “Gender queer: an autobiography”, con dibujos muy explícitos, como sexo oral entre dos chicos.

Pero esta es la Polonia de Tusk: un país que, por un lado, quiere condenar a damnatio memoriae a su hijo más ilustre y, por otro, promueve las iniciativas del alcalde de Varsovia, típico personaje liberal chic, ecologista fanático, partidario de la causa LGBT, opositor a la presencia pública de la Iglesia hasta el punto de prohibir la exhibición de cruces en las oficinas públicas.

Ante estos hechos, la explicación del Ministerio de Cultura y Patrimonio Nacional de que quiere cerrar el Museo dedicado a Juan Pablo II argumentando “interés público” y “transparencia del gasto de los fondos públicos” parece casi una burla. Sería algo así como decir que 166 millones de dinero público para el Museo de la Nada que Trzaskowski ha promovido está perfectamente bien; y en cambio una fracción de esta suma para el Museo en memoria del más grande de los polacos es un despilfarro. Y esto ocurre precisamente en el país que vio nacer a san Juan Pablo II.