San Columbano por Ermes Dovico

FRAGMENTOS DEL EVANGELIO

Ver en lo profundo

Pero esta, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir. (Mc 12, 44)

Y él, instruyéndolos, les decía: «¡Cuidado con los escribas! Les encanta pasearse con amplio ropaje y que les hagan reverencias en las plazas, buscan los asientos de honor en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes; y devoran los bienes de las viudas y aparentan hacer largas oraciones. Esos recibirán una condenación más rigurosa». Estando Jesús sentado enfrente del tesoro del templo, observaba a la gente que iba echando dinero: muchos ricos echaban mucho; se acercó una viuda pobre y echó dos monedillas, es decir, un cuadrante. Llamando a sus discípulos, les dijo: «En verdad os digo que esta viuda pobre ha echado en el arca de las ofrendas más que nadie. Porque los demás han echado de lo que les sobra, pero esta, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir». (Mc 12,38-44)


Nosotros, los hombres, a menudo podemos valorar solo lo externo. Solo Dios, en cambio, como en el caso del óbolo de la pobre viuda, ve en lo más hondo y por ello puede juzgar mejor. Los hombres debemos abstenernos de hacer juicios personales, pues solo podemos expresar una valoración del comportamiento exterior, pero no las razones profundas que lo determinan. No es de verdaderos cristianos etiquetar sin apelación a los demás. Esforcémonos por no caer en los juicios personales, temerarios y sin apelación, ya que es un obstáculo a nuestra salvación y a la del prójimo, que puede  ser mortificado por nuestro juicio y, por ello, sentirse abatido en su conversión.