San Columbano por Ermes Dovico

FRAGMENTOS DEL EVANGELIO

Una promesa, en realidad dos

Y el Señor cooperaba. (Mc 16, 20)

Y les dijo: «Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación. El que crea y sea bautizado se salvará; el que no crea será condenado. A los que crean, les acompañarán estos signos: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos y, si beben un veneno mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos, y quedarán sanos». Después de hablarles, el Señor Jesús fue llevado al cielo y se sentó a la derecha de Dios. Ellos se fueron a predicar por todas partes, y el Señor cooperaba confirmando la palabra con las señales que los acompañaban. (Mc 16, 15-20)

La Ascensión no debe ser vivida como una separación de Jesús, sino como una promesa. No solo la promesa de su retorno glorioso al final de los tiempos para juzgar a los vivos y a los muertos, sino también la promesa de acompañar todos los días a los discípulos en su vida y en el anuncio de la Palabra de Dios. Intentemos, por consiguiente, no desanimarnos nunca ante las dificultades, recordando que Jesús está siempre con nosotros. Siempre.