Los educadores tienen un modelo seguro: San José
También Jesús, por razón de la naturaleza humana unida a la naturaleza divina, necesitó ser educado. Bajo la dirección de María y José, el Hijo de Dios hecho hombre pudo crecer “en sabiduría, en edad y en gracia”. En particular, san José debió cumplir con los deberes propios del padre, como instruirlo en la Ley y en una profesión e insertarlo en la vida social. Así, él y la Virgen emergen como “modelos de todos los educadores” (san Juan Pablo II).
San José, el padre a imitar
La mayor gloria de san José reside en haber servido “directamente a la persona y la misión de Jesús mediante el ejercicio de su paternidad”, como enseña la Redemptoris Custos. El esposo de María cumplió su papel paterno con un objetivo: hacer la voluntad del Padre celestial. Por eso los padres de todos los tiempos tienen en él, maestro de la vida interior, el modelo más grande.