Viernes Santo por Ermes Dovico
LA ENTREVISTA

“Sobreviví en Beirut, la fe me ayuda a perdonar”

“Sigo luchando entre mi fe, mis convicciones religiosas de amar, perdonar y la realidad que vivo todos los días. Con Cristo superaré cualquier duda que pueda tener. Con Cristo resucitaré”. Un año después de la explosión en el puerto de Beirut, que ocasionó más de 200 muertos y 7.000 heridos, aún sin explicación, uno de los supervivientes le cuenta a la Brújula el difícil camino del renacimiento: “No recuerdo nada, todavía sufro operaciones por las consecuencias de la explosión, pero no dejaré mi país”, dice Melvine M. Khoury. "Seguimos esperando la verdad sobre la presencia de esa cantidad de nitrato de amonio que no podía pasar desapercibida”.

Crónica 09_08_2021 Italiano English

Oye estruendo procedente del exterior, cerca, pero no tan cerca, mientras camina tranquila por la casa. Luego otro y se encuentra inconsciente, hasta que despierta con dolor en una cama de hospital con un rostro que ya no reconoce. Ha pasado poco más de un año desde el día que cambió la vida de la responsable de prensa de la Arquidiócesis Maronita local, Melvine M. Khoury, y de miles de beirutíes. La explosión ocurrida en el puerto de Beirut el 4 de agosto de 2020 causó 218 muertos, más de 7.000 heridos y 300.000 desplazados. Es la tercera explosión no nuclear más grave de la historia. El pasado miércoles el pueblo libanés conmemoró el primer aniversario de la tragedia con una manifestación multitudinaria que llegó frente al Parlamento, para exigir verdad y justicia. De hecho, aún no se explica la presencia de esas 2.700 toneladas de nitrato de amonio que, al estallar, tal vez destriparon para siempre el corazón de la capital; dejando profundas heridas en supervivientes como Melvine, que en esta entrevista con la Brújula accedió a recordar aquellos momentos, antes de regresar por enésima vez al quirófano.

Melvine, ¿qué recuerdas antes y después de las dos explosiones en el puerto?
No recuerdo mucho de lo que pasó después de la segunda explosión. Me desperté en el hospital con la sangre que me cubría el rostro, dolor en todo mi cuerpo y terror en mis ojos. Mi hermano me contó cómo fui arrojada contra la pared de su dormitorio y los muebles me cayeron encima. Se rompieron los huesos de la cara, los dientes y el hombro izquierdo. Aún sigo sufriendo operaciones por las consecuencias del impacto. Antes de ayer, por ejemplo, pasé por el quirófano para quitarme una placa de acero del hombro.

¿Cómo ha cambiado tu vida desde el 4 de agosto de 2020?
La desfiguración y el dolor cambian a cualquiera. Intento apreciar más el regalo de la vida que recibí y que conservo después de la explosión. Intento vivir al límite todos los días, no para preocuparme mucho por el mañana sino para confiar en la Providencia. Intento usar mis talentos y todas mis habilidades para ayudar a mis hermanos y hermanas que lo necesitan. No me preocupan demasiado las “cosas” de este mundo, pero estoy más comprometida con la justicia, la seguridad y la paz.

¿Cuánto te ha ayudado tu fe a levantarte?
Todavía estoy luchando entre mi fe, mis creencias religiosas de amar, perdonar y la realidad que vivo todos los días. Con Cristo superaré cualquier duda que pueda tener. Con Cristo resucitaré.

Después de lo que te pasó, ¿todavía ves tu futuro en el Líbano o preferirías vivir en el extranjero?
Soy una mujer libanesa que ha aguantado mucho como los demás. He hecho muchos sacrificios por mi país y no veo otro futuro que aquí. El Líbano me necesita ahora más que nunca. No dejaré la tierra de mis antepasados, la tierra de San Charbel. Los cristianos del Líbano tenemos una misión, la de dar testimonio de Cristo. Nunca me rendiré. No dejaré mi país y nadie puede obligarme a dejar el Líbano.

Un año después, ¿cuántas personas siguen sin una casa?
Muchos aún no pueden regresar a sus hogares no solo por los daños sino también por esta sensación de inseguridad. Nada ni nadie garantiza que algo así nunca vuelva a suceder. Por otro lado, muchos edificios han sufrido daños en su estructura y necesitan mucho dinero para ser reparados. Y el gobierno hasta ahora no ha ayudado de ninguna manera.

¿Cómo avanzan las investigaciones sobre las responsabilidades de lo sucedido?
El juez Tareq Bitar, a cargo de la investigación de la explosión, parece ser muy serio, honesto y valiente. Esperemos que llegue hasta el fondo. Lo cierto es que ninguno de los responsables colabora con él.

¿Por qué estaban allí todas esas toneladas de nitrato de amonio y por qué no fueron eliminadas? ¿Qué idea tienes?
Todavía estamos esperando que el juez Bitar concluya su investigación y nos brinde respuestas a estas preguntas. Lo cierto es que una calidad de nitrato tan explosiva no puede pasar desapercibida salvo por la corrupción y negligencia de muchos funcionarios gubernamentales.