San Columbano por Ermes Dovico

FRAGMENTOS DEL EVANGELIO

Sin prejuicios

Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño. (Jn 1,47)

Vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él: «Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño». Natanael le contesta: «¿De qué me conoces?». Jesús le responde: «Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi». Natanael respondió: «Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel». Jesús le contestó: «¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees? Has de ver cosas mayores». Y le añadió: «En verdad, en verdad os digo: veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre». (Jn 1,47-51)


A menudo Jesús, durante su vida pública, recibió grandes manifestaciones de incredulidad, hostilidad y persecuciones por parte de aquellos que, humanamente, eran su prójimo. Para Jesús, por lo tanto, encontrar a un prójimo sin prejuicios sobre lo que Él anunciaba era reconfortante, sobre todo en casos como el de Natanael, en el cual la fe tradicional judía era vivida con honestidad, dispuesta a acoger cada pequeña señal para discernir la voluntad de Dios y ponerse a su disposición. Y nosotros, ¿estamos dispuestos también hoy a acoger las señales de la voluntad de Dios sobre nosotros, como  Natanael?