Santa Brígida de Irlanda

«Santa Brígida, protégenos en nuestro viaje», decían los peregrinos y misioneros irlandeses que en la Edad Media atravesaban la Europa continental, pidiendo la intercesión de la venerada Brígida de Irlanda (c. 451-523), compatrona de su país junto a san Patricio y san Columba de Iona

Santo del día 01_02_2020 Italiano

«Santa Brígida, protégenos en nuestro viaje», decían los peregrinos y misioneros irlandeses que en la Edad Media atravesaban la Europa continental, pidiendo la intercesión de la venerada Brígida de Irlanda (c. 451-523), compatrona de su país junto a san Patricio (c. 387-461) y san Columba de Iona (521-597).

El culto de Brígida - que no hay que confundir con la homónima santa sueca del siglo XIV, célebre por los dones místicos y las Oraciones sobre la Pasión de Cristo - es tan popular en Irlanda que durante los siglos han surgido innumerables tradiciones sobre su figura, asociada a una vasta iconografía. Más allá de algunos detalles calificados de legendarios, se ha hecho notar que once personajes presentes en sus hagiografías están citados en dos libros de crónicas medievales (los Anales de Tigernach y la Crónica de los Escoceses) que sitúan la muerte de Brígida en el 523, lo que sitúa su nacimiento en el 451, porque se sabe que vivió unos 72 años.

Tres antiguas biografías son concordes en el referir que Brígida nació de una esclava cristiana picta llamada Brocca, que había sido bautizada por san Patricio, mientras que el padre se llamaba Dubthach y era un jefe de tribu pagano. Desde la más tierna infancia la santa mostró su gran generosidad con los pobres, a los que daba leche en abundancia, mantequilla y harina. Pronto surgió en ella la vocación religiosa y decidió consagrar su vida a Cristo, recibiendo el velo del obispo san Mel de Ardagh (†488).

En los años que siguieron llegó a ser abadesa y fundó monasterios, el más conocido de los cuales fue la Abadía de Kildare (nombre que significa «Iglesia del roble»), que se convirtió en un importantísimo centro religioso y cultural, antes de su ruina en el siglo XII. Cuenta el historiador Giraldo del Gales que en su scriptorium pudo admirar un espléndido Evangeliario miniado, que, por la descripción que hace, muchos lo han identificado con el Libro de Kells, hoy conservado en el Trinity College de Dublín. Lo que concuerda con la atribución a Brígida de la idea de constituir una escuela de arte para la decoración de los manuscritos.

Se la representa a menudo con una cruz de juncos, uno de los más antiguos símbolos cristianos de Irlanda, llamada precisamente Cruz de Santa Brígida. Según la tradición, un día algunos cristianos la mandaron a llamar para convertir a un señor pagano (quizás su propio padre) que deliraba en su lecho de muerte. Dado que parecía imposible hacer razonar a aquél hombre, la santa se sentó a su lado y con calma inició a consolarlo. Se inclinó para recoger juncos (en aquél tiempo repartidos en el suelo de tierra de las casas irlandesas) y se puso a tejerlos pacientemente para formar una cruz. Con curiosidad, el moribundo le preguntó qué estaba haciendo. Brígida comenzó a explicarle el significado de la cruz y la muerte de Cristo por amor. Y mientras ella continuaba hablando y tejiendo, el delirio del hombre se calmó. Con creciente interés, el pagano le hizo otras preguntas sobre la salvación, hasta que se convirtió y pidió el Bautismo en punto de muerte.

Patrona de: niños, herreros, hijos no reconocidos, lecheros, navegantes, obstétricas, poetas, escolares, religiosas, viajantes; Irlanda