San Félix de Como
El primer obispo de Como fue consagrado por san Ambrosio. Además de consolidar el cristianismo en la ciudad, el santo contribuyó también a la evangelización del campo y los territorios colindantes.
San Félix (†391) fue el primer obispo de Como. Fue consagrado por san Ambrosio, que lo envió a evangelizar el municipium (municipio) lariano, como testimonio del gran empuje misionero de la iglesia de Milán en esa fase histórica en particular. Después de la persecución de los tres primeros siglos y la libertad de religión obtenida con los edictos del 311 y el 313, el cristianismo fue declarado religión oficial del imperio por el edicto de Tesalónica del 380. Es posible que cuando Félix empezara su misión ya existiera una comunidad de cristianos, visto que san Fidel había sido enviado a Como al final del siglo precedente, sufriendo el martirio durante las persecuciones de Diocleciano.
Por dos cartas que Ambrosio escribió a Félix se deduce la consoladora difusión de la fe en Como, aunque seguía habiendo carencia de diáconos y sacerdotes: «Estoy muy agradecido al Señor - escribió el obispo de Milan - y te felicito cordialmente al saber que muchos de los ciudadanos de Como ya han aceptado la fe católica. Aquel que te ha favorecido en la conversión de estas almas te favorecerá también con los ministros que necesitas». Félix se dedicó a la formación de ministros del culto y a la construcción de una basílica que fue dedicada a san Carpóforo [arriba, una foto de la cripta], en la que hizo custodiar los restos del homónimo soldado romano de la Legión Tebana y sus compañeros Exanto, Casio, Severo, Segundo y Licinio, martirizados en Como en torno al 303. Félix quiso ser enterrado a su lado.
Además de consolidar el cristianismo en la ciudad, el santo contribuyó también a la evangelización del campo y los territorios colindantes. En esta perspectiva donó a la pequeña comunidad de Griante las reliquias de otros dos mártires, Nabor y Félix, que le habían sido confiadas por Ambrosio.