San Demetrio de Tesalónica

Es un santo muy venerado en Oriente, donde las Iglesias ortodoxas le atribuyen el título de megalomártir (gran mártir) y le tributan un culto casi igual al de san Jorge. San Demetrio de Tesalónica ofreció con su sangre el testimonio de fe en Cristo presumiblemente durante la Gran persecución de Diocleciano, al inicio del siglo IV. Las fuentes escritas más antiguas son una hagiografía que se remonta al siglo IX y una antología, más antigua aún, de homilías sobre los milagros atribuidos a su intercesión, conocida en latín como Miracula Sancti Demetrii. Los ortodoxos lo celebran principalmente el 26 de octubre (otra fecha es el 8 de noviembre), mientras que la Iglesia católica lo celebra el 9 de abril.

La última edición del Martirologio romano (2004) no cita Tesalónica (Salónica) como lugar tradicional de su martirio, sino que lo sitúa en la región de la antigua ciudad romana de Sirmio, siguiendo una hipótesis ya formulada en época contemporánea por el bolandista Hippolyte Delehaye (1859-1941). Sirmio fue la base militar más importante de toda la zona circundante hasta la primera mitad del siglo V, cuando Tesalónica asumió el control. El Martirologio actual recita: «Cerca de Srijem en Panonia, la actual Croacia, san Demetrio, mártir, que por doquier en Oriente y, de manera particular en Salónica, goza de pía veneración».

Según la hagiografía murió atravesado por lanzas en los costados. Tal vez fuera diácono, pero durante la Edad Media se difundieron algunos relatos que lo describían como un soldado romano o, también, como procónsul. Debido a esta asociación militar -que lo vincula a menudo a san Jorge, iconografía incluida (los dos son a menudo representados juntos, a caballo)-, los cruzados lo veneraron como uno de sus principales santos protectores. La gran parte de sus reliquias están custodiadas en la basílica de san Demetrio, en Tesalónica.