San Ceda
Fundador de iglesias y monasterios, san Ceda (†664) llevó a cabo una obra fundamental en el complejo cuadro histórico y religioso de la Britania del siglo VII
Fundador de iglesias y monasterios, san Ceda (†664) llevó a cabo una obra fundamental en el complejo cuadro histórico y religioso de la Britania del siglo VII. En esa época, el resurgir del paganismo - consecuencia de la invasión de los anglosajones que tuvo inicio dos siglos antes - hizo necesaria una nueva evangelización. Gran parte de los datos que tenemos sobre san Ceda proceden de san Beda el Venerable (673-735), Doctor de la Iglesia y autor de la Historia eclesiástica del pueblo inglés.
Ceda nació en una familia excepcional debido al número de vocaciones: tuvo tres hermanos sacerdotes y uno de ellos, san Chad de Mercia, fue obispo. Recibió su formación de san Aidan, en Lindisfarne (que los ingleses llaman Holy Island), absorbiendo de su maestro la austeridad y el desapego a los placeres mundanos, además del interés por la escatología y el impulso misionero. Oswiu, rey de Northumbria, lo envió primero a evangelizar a los Anglos Medios y después, por petición de Sigeberto II (el Bueno), que quería una ayuda para reconvertir a su pueblo, fue enviado a Essex. Debido a las diversas conversiones que consiguió inspirar, Ceda fue consagrado obispo de los sajones orientales por san Finan.
No sentía ningún temor hacia el poder, lo que demostró excomulgando a un noble a causa de un matrimonio ilícito y prohibiendo a los cristianos a aceptar su hospitalidad. Cuando Sigeberto II desobedeció dicha prohibición, Ceda le predijo su final terrenal: «Porque no te has abstenido de entrar en la casa de un hombre perdido y condenado, esta misma casa será causa de tu muerte». Sigeberto, que se había postrado para pedir perdón por su desobediencia, fue asesinado por dos parientes (tal vez uno de ellos fue Swithelm, su sucesor al trono de Essex y que más tarde se convirtió) que le reprochaban tener demasiada inclinación al perdón. También este relato se lo debemos a san Beda, que interpretó los hechos de este modo: «La muerte de este piadoso rey fue tal que no solo hizo penitencia por su ultraje, sino que incluso aumentó su mérito, porque aquella aconteció como consecuencia de su piedad y su observancia del mandamiento de Cristo».
San Ceda tuvo un papel determinante en el sínodo de Whitby, convocado por el rey de Northumbria. Inicialmente el sínodo había sido convocado para establecer si en el cálculo del día de Pascua había que seguir el sistema en vigor en el Rito romano, o el que seguía sobre todo la abadía escocesa de Iona, difundido en esa época en algunos reinos anglosajones. Esta era una de las pocas diferencias existentes (en el sínodo también se decidió sobre la tonsura monacal) con Roma, por lo que no se puede hablar de «Iglesia celta», según la contraposición que, siglos más tarde, inventaron en ámbito protestante. Los trabajos estuvieron obstaculizados por las incomprensiones lingüísticas, pero la facilidad que tenía Ceda con las lenguas y la confianza general de la que gozaba ayudaron a alcanzar un resultado exitoso: Oswiu, tras haber preguntado a los participantes si reconocían que Cristo había fundado la Iglesia sobre Pedro, decidió que Northumbria adoptaría la datación romana de la Pascua.