Jueves Santo por Ermes Dovico

FRAGMENTOS DEL EVANGELIO

¿Por qué nos quejamos de la cruz?

Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera. (Mt 11,30)

«Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera». (Mt 11,28-30)


El yugo es la cruz que cada uno de nosotros debe llevar en su vida terrenal, que a menudo está más marcada por las dificultades y los sufrimientos que por las alegrías. El peso de este yugo es más insoportable cuando creemos que somos los únicos que lo llevamos, por lo que intentamos hacer todo lo posible para que sea lo más ligero posible. Si, en cambio, nos confiamos totalmente a Jesús, recuperamos el sentido y la finalidad de la vida, y teniendo claro el punto de llegada (el Paraíso), incluso el yugo, si se lleva con amor, se hace más ligero, también porque lo llevan dos personas: el 1% nosotros y el 99% Jesús. ¿Y todavía nos quejamos?