Cristo Rey por Ermes Dovico

FRAGMENTOS DEL EVANGELIO

No tendrás otro Dios y... honra al padre y a la madre

El que quiere a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí. (Mt 10, 37)

El que quiere a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; el que quiere a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí; y el que no carga con su cruz y me sigue, no es digno de mí. El que encuentre su vida la perderá, y el que pierda su vida por mí, la encontrará. El que os recibe a vosotros, me recibe a mí, y el que me recibe, recibe al que me ha enviado; el que recibe a un profeta porque es profeta, tendrá recompensa de profeta; y el que recibe a un justo porque es justo, tendrá recompensa de justo. El que dé a beber, aunque no sea más que un vaso de agua fresca, a uno de estos pequeños, solo porque es mi discípulo, en verdad os digo que no perderá su recompensa. (Mt 10, 37-42)


Jesús, con estas palabras, no pone en competición el primer mandamiento (amar a Dios por encima de todas las cosas) con el cuarto (amar a los propios padres), pero indica una prioridad. Siendo un don de Dios, los hijos le pertenecen a Él y los padres no pueden ser un obstáculo en sus vocaciones. Dicho esto, ninguno de nosotros se pertenece a sí mismo, porque la fuente de la felicidad a la que aspiramos no se encuentra en nosotros ni en ninguna criatura en cuanto tal, sino en Dios.