San Columbano por Ermes Dovico

FRAGMENTOS DEL EVANGELIO

No nos separemos de Jesús

Tuyos eran, y tú me los diste, y ellos han guardado tu palabra. (Jn 17, 6)

 

Así habló Jesús y, levantando los ojos al cielo, dijo: «Padre, ha llegado la hora, glorifica a tu Hijo, para que tu Hijo te glorifique a ti y, por el poder que tú le has dado sobre toda carne, dé la vida eterna a todos los que le has dado. Esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, único Dios verdadero, y a tu enviado, Jesucristo. Yo te he glorificado sobre la tierra, he llevado a cabo la obra que me encomendaste. Y ahora, Padre, glorifícame junto a ti, con la gloria que yo tenía junto a ti antes que el mundo existiese. He manifestado tu nombre a los que me diste de en medio del mundo. Tuyos eran, y tú me los diste, y ellos han guardado tu palabra. Ahora han conocido que todo lo que me diste procede de ti, porque yo les he comunicado las palabras que tú me diste, y ellos las han recibido, y han conocido verdaderamente que yo salí de ti, y han creído que tú me has enviado. Te ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por estos que tú me diste, porque son tuyos. Y todo lo mío es tuyo, y lo tuyo mío; y en ellos he sido glorificado. Ya no voy a estar en el mundo, pero ellos están en el mundo, mientras yo voy a ti. (Jn 17, 1-11)


Jesús intercede ante el Padre para los hombres de buena voluntad que creen en Él escuchando su Palabra y poniéndola en práctica. Gracias a la unión de la Trinidad, los discípulos de Jesús pasan a ser los hijos del Padre puesto que entran en comunión con Él a través del Hijo. Aprendamos a no separarnos de Jesús ya que, como Él mismo dice, sin Él nada podemos. Nada podemos. Nunca.