San Eduardo el Confesor por Ermes Dovico
MEDIOS Y PODER

Los periódicos liberales continúan con su guerra contra la Navidad

La Navidad aumenta las emisiones de CO2, así que es mejor no hacer regalos. La Navidad es alienante, así que es mejor celebrarla solo. De hecho, mejor no celebrarla en absoluto, ya que no hay ningún acontecimiento que celebrar. Estos son los consejos de la prensa liberal más influyente esta Navidad.

Cultura 02_01_2025 Italiano English

Tras el Año Nuevo se cuentan los muertos, los heridos… Y también los artículos publicados contra la Navidad. La “guerra contra la Navidad” se ha convertido en una moda en la izquierda anglosajona de la última década, y se refleja en la alineación de los periódicos más importantes e influyentes de esa zona, como The Guardian, The Washington Post y el The New York Times. No solo son periódicos con mucha visibilidad en sus países, aunque sufran la hemorragia de lectores. Son también periódicos que “marcan la agenda”, que en cierto modo inspiran a otras redacciones del mundo occidental. Así que ciertas tendencias promovidas en sus páginas acaban reflejándose también en las decisiones de sus colegas europeos y estadounidenses y, en cascada, condicionando a la opinión pública (sobre todo a la ya laica y progresista, pero también a parte de la católica “adulta”).

Por ejemplo tenemos al The Guardian, que ha decidido enmarcar la Navidad en la lucha contra el cambio climático. Y concluye que celebrar el nacimiento de Jesús haciendo regalos o cenando con familiares es definitivamente malo para el medio ambiente. Como titula el principal periódico de izquierdas de referencia en Gran Bretaña, al menos en el Reino Unido, el día de Navidad las emisiones de CO2 per cápita se multiplican por 23. Sentencia lapidaria desde las primeras palabras: “Este carnaval del consumo tiene un coste”. En términos de emisiones, el análisis concluye que “las emisiones generadas por cada adulto por todos los desplazamientos, regalos, energía, adornos, comida, bebida y residuos asociados al apogeo del carnaval anual del consumismo ascienden a 513 kg de CO2 equivalente (CO2e). Las emisiones medias diarias de un adulto británico son de unos 22 kg de CO2e”. Es decir, unas 23 veces más de lo que se emite un día cualquiera durante el resto del año. La Navidad “calienta” y el entorno científico la maldice por ello en nombre de la sostenibilidad. The Guardian señala que “los regalos son los que más contribuyen al total, con un 93% de las emisiones”. La conclusión es que los regalos en Navidad son mal vistos, incluso por los “católicos contra el cambio climático”, para quienes el verdadero espíritu de la Navidad es la pobreza, no los regalos.

Si hay un Grinch verde (del ecologismo) en las páginas del diario británico, no es nada nuevo. Ya hace diez años causó revuelo un editorial de David Bry, publicado también en la Nochebuena de 2014. El título lo decía todo: “Es hora de una verdadera guerra contra la Navidad”. La premisa resulta escalofriante para cualquiera que tenga al menos un atisbo de fe: “La Navidad —y cualquier otra festividad— simplemente marca una fecha en el calendario, un punto arbitrario en el tiempo, especialmente cuando se tienen en cuenta las fluctuaciones de la rotación de la Tierra y el ciclo lunar. El 25 de diciembre es un día que, según nuestra sociedad, debería ser alegre y jovial, lleno de tradición y nostalgia. Es el día de los calcetines y las galletas, los jerseys y el ponche de huevo, los elfos, los viajes en el tiempo y los renos con la nariz roja brillante. ¡Ho, ho, ho! Se supone que debemos ser felices. Nos lo dicen. Es la época de la alegría, ¿no? Pero la realidad de las fiestas rara vez está a la altura de nuestras expectativas. ¿Lo hace alguna vez? ¿Es posible? No, no es posible”. Así que la Navidad no solo acelera el cambio climático, sino que también genera frustración psicológica. Y no es más que otra fecha en el calendario, así que ¿por qué no abolirla?

The Washington Post se toma este año el reto en serio y ofrece, en su página de opinión del 24 de diciembre, un manual sobre cómo sobrevivir al estrés de la Navidad, escrito por Sydney Page. ¿La tesis? La solución, según la autora, es celebrarla solo, lejos de los parientes, para “dedicar algo de tiempo al propio bienestar personal”. En el extenso artículo “Aman a su familia, pero simplemente quieren celebrar la Navidad solos”, Page entrevista tanto a gente corriente como a psicólogos y otros expertos en la materia para llegar a la conclusión de que “los estudios han demostrado que practicar la soledad tiene varios beneficios psicológicos, entre ellos inspirar la creatividad y fomentar la calma”. Page entrevista a tres personas que han optado por pasar las vacaciones en solitario y “celebrar y disfrutar de su soledad navideña”.

Este enfoque de la Navidad – vista casi como un día difícil al que sobrevivir - parte de una asunción de distancia absoluta respecto al cristianismo. Y es una actitud no solo asumida, sino también perseguida a sabiendas por el periódico de Washington. Hace seis años, en la Nochebuena de 2018, publicó el editorial “Por favor, no me desees ‘Feliz Navidad’ (es grosero y alienante esperar que siga tu religión)”. Un editorial típico de la “Guerra contra la Navidad” escrito en nombre de una equivocada tolerancia hacia los ateos y los seguidores de otras religiones. Por lo tanto, la Navidad es mala para el clima, genera alienación y frustración, es mejor no hacer regalos, es mejor celebrarla solo y es mejor no felicitar las fiestas ese día. Pero eso no es suficiente para el New York Times. El diario neoyorquino, considerado todavía (a pesar de la caída en picado de sus ventas) como el “más influyente del mundo”, quiere cuestionar directamente si “las cosas han salido como nos las cuentan los cristianos”.

En esta Nochebuena, el New York Times ha elegido cuestionar la virginidad de la Virgen. ¿Cómo? Entrevistando a Elaine Pagels, profesora de Historia de las Religiones en la Universidad de Princeton, que no encuentra nada mejor que reavivar y dar nueva “dignidad” histórica a la teoría de que Jesús nació de una violación a una mujer por parte de un soldado romano llamado “Pantera”. En su larga entrevista, Pagels afirma y desmiente, declara su respeto y atracción por el cristianismo, pero luego cuestiona sus propios fundamentos. Al final, el lector sale más confundido que antes. Y éste es precisamente el propósito del nuevo ateísmo: nunca negar, sino confundir. Y no celebrar nada mientras tanto. Porque no tiene sentido celebrar algo que tal vez no exista, o que no merezca ser celebrado.



EL DEBATE

Navidad, una palabra deslegitimada por el pluralismo religioso

28_12_2021 Stefano Fontana

El pluralismo religioso no permite fundamentar la legitimidad del uso de la palabra Navidad. Quienes utilizan el argumento del pluralismo religioso actual, bien porque es actual o porque es pluralismo religioso, y, de este modo, lo potencian y promueven su extensión en el tiempo, condenan la palabra Navidad a no tener justificación alguna para su uso en público y a ser eliminada, si no hoy, mañana.