San Columbano por Ermes Dovico
PREGUNTAS INCÓMODAS

Los 8 años del Calvario de los Franciscanos de la Inmaculada

Hace 8 años, la Congregación de los Franciscanos de la Inmaculada acabó en la mira de la Santa Sede, pero en todos estos años todavía no se ha aclarado por qué. De fondo, el papel y los misterios que se ciernen sobre uno de los principales acusadores de la familia religiosa, que firmó el decreto de commissariamento: el obispo José Rodríguez Carballo, quien guió a los Frailes Menores cuando se vieron abrumados por un escándalo económico sobre el que nunca se supo nada más.

Ecclesia 12_08_2021 Italiano

Son ya 8 años que los Franciscanos de la Inmaculada siguen bajo la mira de Bergoglio y aún el motivo no es claro. Las acusaciones fueron varias pero, de cierto, hay solo un hecho: los Franciscanos de la Inmaculada eran una grande familia religiosa, con muchas vocaciones, mucha Fe, algún que otro problema– como en las mejores familias-, y una impronta tradicionalista. Ésta última – a esta altura nos queda claro – fue la culpa que desató la guerra sin fin y sin piedad contra ellos. Para destruirlos y también, quizás, para apropiarse de sus bienes.

Es sobre esto, muchos años después, que quisiera gastar unas pocas palabras partiendo de un hecho: el co-firmante del Decreto de comisariamiento de los Franciscanos de la Inmaculada, José Rodriguez Carballo, había desarrollado, del 2003 al 2013, el cargo de Superior General de los Frailes Menores, demostrándose siempre muy cerrado hacia la nueva congregación, mucho más fiel, entre otras cosas, a la pobreza del Pobrecillo de Asís.

Y propiamente bajo su guía, la de Carballo, la Orden de los Frailes Menores había sido envuelta en un escándalo increíble.

Así, el diario La Repubblica del 26 de noviembre de 2015: “Veinte millones de euros habrían sido quitados de los depósitos de la orden religiosa, fruto de entregas, donaciones y alquileres de inmuebles… La denuncia, por parte de la Curia General de los Frailes menores franciscanos, fue presentada en Lugano así como en Roma y Milán. Incluso el Papa habría tenido conocimiento del hecho. Las inversiones que están bajo acusa se remontarían al período en el cual José Rodríguez Carballo, hoy secretario de la Congregación para religiosos, estaba al vértice de los Frailes menores y donde habrían vaciado los depósitos de la orden poniendo en dificultad la organización religiosa”.

La Stampa, en cambio, el 19 de diciembre de 2014, publicaba: “Armas y droga con ofrendas para el Pobrecillo… Desconcierto en Asís por la quiebra de los franciscanos… En efecto, entran en juego cosas increíbles: armas y droga. Las inversiones bajo acusa se remontarían al período en el cual era superior de los Frailes Menores José Rodríguez Carballo, hoy secretario de la Congregación para religiosos.

Pues bien, José Rodríguez Carballo, precisamente poco antes del escándalo, en abril del 2013, había sido llamado por Bergoglio a cumplir el oficio de secretario de la Congregación para los Institutos de vida consagrada y sociedades de vida apostólica, siendo promovido al grado de arzobispo.

Sobre él, sobre sus responsabilidades, contenidas en un dossier dado en mano a Parolin, no se supo más nada.

Así la vaticanista Franca Giansoldati en Il Messaggero notaba: “Poco antes que el desorden fuese puesto en evidencia y el bubón explotase, el general de los franciscanos, el español Rodríguez Carballo fue cambiado de lugar y promovido en el Vaticano”.

Cambiado de lugar y promovido, “poco antes”!

Ya varios, incluso al interno de los muros leoninos, especulan que todo haya sido llamado al silencio con un acuerdo bien claro: Tú, que tienes esqueletos en el armario, serás el sicario obediente, en daño de las congregaciones y órdenes religiosos que queremos golpear. Un hombre bajo chantaje, se sabe, ¡es capaz de cualquier cosa! 

Mientras tanto, recordando la tristísima historia de los Franciscanos de la Inmaculada, esperando el día en que se les haga justicia (efectivamente el tiempo es buen caballero), no puede no alarmar la reciente entrevista en la cual el mismo Carballo ha declarado, casi despectivamente, de tener la intención de comisariar y si es necesario de suprimir “una decena de fundadores y fundadoras” indagados por abusos (¿verdaderos?) o por mala gestión financiaría. “Mala gestión financiaría”… ¡habéis leído bien!

Pero ¿es de verdad posible creer que el hombre que guiaba los Frailes Menores en la época del escándalo del cual hemos hablado pueda indagar sobre escándalos económicos, verdaderos o presuntos, de otras órdenes religiosas?

¿Quién es en verdad Carballo? ¿Por qué esta sed de castigar y humillar?

¿Por qué el hastío contra los Franciscanos de la Inmaculada? Y ¿Por qué está él allí, con ese poder, ese oficio, a pesar de su pasado y de lo que carga en su conciencia?