San Columbano por Ermes Dovico

FRAGMENTOS DEL EVANGELIO

Imagen y semejanza

Pues dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios. (Mt 22,21)

Entonces se retiraron los fariseos y llegaron a un acuerdo para comprometer a Jesús con una pregunta. Le enviaron algunos discípulos suyos, con unos herodianos, y le dijeron: «Maestro, sabemos que eres sincero y que enseñas el camino de Dios conforme a la verdad, sin que te importe nadie, porque no te fijas en apariencias. Dinos, pues, qué opinas: ¿es lícito pagar impuesto al César o no?». Comprendiendo su mala voluntad, les dijo Jesús: «Hipócritas, ¿por qué me tentáis? Enseñadme la moneda del impuesto». Le presentaron un denario. Él les preguntó: «¿De quién son esta imagen y esta inscripción?». Le respondieron: «Del César». Entonces les replicó: «Pues dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios».  (Mt 22,15-21)


Jesús recuerda, sin citarlo, el Génesis, según el cual cada ser humano es creado a imagen y semejanza de Dios. Por lo tanto, si es justo dar al César la moneda sobre la cual está impresa su imagen, aún lo es más dar a Dios toda nuestra vida, habiendo sido creados nosotros a su imagen. He aquí porque el cristianismo no puede reducirse a un hecho privado, que hay que esconder a los demás: del mismo modo que la vela se pone en un candelabro, así el cristiano no debe avergonzarse de mostrar que es hijo de Dios. Sin ostentarlo, pero sin avergonzarse.