Cristo Rey por Ermes Dovico

FRAGMENTOS DEL EVANGELIO

¿Estás cansado al final del día?

No llevéis nada para el camino. (Lc 9,3)

Habiendo convocado Jesús a los Doce, les dio poder y autoridad sobre toda clase de demonios y para curar enfermedades. Luego los envió a proclamar el reino de Dios y a curar a los enfermos, diciéndoles: «No llevéis nada para el camino: ni bastón ni alforja, ni pan ni dinero; tampoco tengáis dos túnicas cada uno. Quedaos en la casa donde entréis, hasta que os vayáis de aquel sitio. Y si algunos no os reciben, al salir de aquel pueblo sacudíos el polvo de vuestros pies, como testimonio contra ellos». Se pusieron en camino y fueron de aldea en aldea, anunciando la Buena Noticia y curando en todas partes. (Lc 9,1-6)


Jesús se fía de los hombres que han respondido a su llamada y estos tienen que fiarse de Él, no basando sus seguridades en certezas humanas, empezando por el bastón necesario para descansar de la fatiga del viaje. Muchos cristianos se lamentan de que llegan cansados a casa por la tarde. El problema no es el cansancio acumulado, sino si estamos cansados por hacer nuestra voluntad o la de Dios. Si hemos cumplido con nuestros deberes de estado (mujer, marido, padre, hijo, sacerdote, fiel, etc.), entonces el cansancio será recompensado en el Cielo. Si en cambio el cansancio es debido a perseguir nuestras pasiones y lo que el mundo desea, nos habremos cansado en vano. Si por último habremos evitado el cansancio de cumplir con nuestros deberes cotidianos, estaremos descansados en esta vida y habremos enterrado los talentos que Dios nos había otorgado para que los pusiéramos en práctica.