Santa Cecilia por Ermes Dovico

FRAGMENTOS DEL EVANGELIO

El Testimonio espiritual del Salvador

Pero el que me ha enviado es veraz. (Jn 8, 26)

De nuevo les dijo: «Yo me voy y me buscaréis, y moriréis por vuestro pecado. Donde yo voy no podéis venir vosotros». Y los judíos comentaban: «¿Será que va a suicidarse, y por eso dice: “Donde yo voy no podéis venir vosotros”?». Y él les dijo: «Vosotros sois de aquí abajo, yo soy de allá arriba: vosotros sois de este mundo, yo no soy de este mundo. Con razón os he dicho que moriréis en vuestros pecados: pues, si no creéis que “Yo soy”, moriréis en vuestros pecados». Ellos le decían: «¿Quién eres tú?». Jesús les contestó: «Lo que os estoy diciendo desde el principio. Podría decir y condenar muchas cosas en vosotros; pero el que me ha enviado es veraz, y yo comunico al mundo lo que he aprendido de él». Ellos no comprendieron que les hablaba del Padre. Y entonces dijo Jesús: «Cuando levantéis en alto al Hijo del hombre, sabréis que “Yo soy”, y que no hago nada por mi cuenta, sino que hablo como el Padre me ha enseñado. El que me envió está conmigo, no me ha dejado solo; porque yo hago siempre lo que le agrada». Cuando les exponía esto, muchos creyeron en él. (Jn 8,21-30)


El mayor testimonio del Salvador es san Juan Bautista, que no dudó en indicar a Jesús a sus discípulos como Aquel al que, a partir de ese momento, tendrían que seguir. El testimonio espiritual es, en cambio, el Padre que lo ha enviado. Quien acoge a Jesús acoge al Padre mismo. Acojamos cada día a Jesús en nuestro corazón, para testimoniar su Amor con nuestras obras.