San Expedito por Ermes Dovico

FRAGMENTOS DEL EVANGELIO

Dejar de criticar

Rogad, pues, al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies. (Mt 9,38)

Estaban ellos todavía saliendo cuando le llevaron a Jesús un endemoniado mudo. Y después de echar al demonio, el mudo habló. La gente decía admirada: «Nunca se ha visto en Israel cosa igual». En cambio, los fariseos decían: «Este echa los demonios con el poder del jefe de los demonios». Jesús recorría todas las ciudades y aldeas, enseñando en sus sinagogas, proclamando el evangelio del reino y curando toda enfermedad y toda dolencia. Al ver a las muchedumbres, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y abandonadas, «como ovejas que no tienen pastor». Entonces dice a sus discípulos: «La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos; rogad, pues, al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies».(Mt 9,32-38)

 

Jesús estaba rodeado de muchas personas, y algunas de estas lo seguían solo por curiosidad o por conveniencia. Jesús no desprecia a nadie ya que la fe puede germinar incluso en estas circunstancias. Aun así, hace falta a alguien que guíe a estas ovejas un poco más débiles a los buenos pastos de la santa doctrina. Estos pastores son un don de Dios, y Jesús ordena rezar para que surjan siempre nuevos, porque grande es la desproporción entre las dimensiones del rebaño y el número de aquellos que pueden conducirnos rectamente a la felicidad de la vida eterna. Dejemos de criticar continuamente a los sacerdotes y recemos por ellos. ¿Rezaste la semana pasada para que hubiesen santos sacerdotes? Si no lo hiciste, recuerda hacerlo al menos hoy.