San Columbano por Ermes Dovico

FRAGMENTOS DEL EVANGELIO

Como se vence la concupiscencia

Y yo le pediré al Padre que os dé otro Paráclito, que esté siempre con vosotros. (Jn 14, 16)

Si me amáis, guardaréis mis mandamientos. Y yo le pediré al Padre que os dé otro Paráclito, que esté siempre con vosotros, el Espíritu de la verdad. El mundo no puede recibirlo, porque no lo ve ni lo conoce; vosotros, en cambio, lo conocéis, porque mora con vosotros y está en vosotros. No os dejaré huérfanos, volveré a vosotros. Dentro de poco el mundo no me verá, pero vosotros me veréis y viviréis, porque yo sigo viviendo. Entonces sabréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí y yo en vosotros. El que acepta mis mandamientos y los guarda, ese me ama; y el que me ama será amado por mi Padre, y yo también lo amaré y me manifestaré a él. (Jn 14, 15-21)


Una de la herencias del pecado original es la concupiscencia, que es la tendencia al mal. Esta no es eliminada ni siquiera por el Bautismo para que, intentando combatirla, podamos avanzar en nuestro camino espiritual hacia Dios. Para vencer la concupiscencia no basta nuestra voluntad. Hace falta la Gracia divina que santifica y que nos es regalada por el Espíritu Santo, principalmente a través de los sacramentos.