San Columbano por Ermes Dovico

FRAGMENTOS DEL EVANGELIO

Ad maiorem Dei gloriam

No os procuréis en la faja oro, plata ni cobre. (Mt 10, 9)

Id y proclamad que ha llegado el reino de los cielos. Curad enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos, arrojad demonios. Gratis habéis recibido, dad gratis. No os procuréis en la faja oro, plata ni cobre; ni tampoco alforja para el camino, ni dos túnicas, ni sandalias, ni bastón; bien merece el obrero su sustento. Cuando entréis en una ciudad o aldea, averiguad quién hay allí de confianza y quedaos en su casa hasta que os vayáis. Al entrar en una casa, saludadla con la paz; si la casa se lo merece, vuestra paz vendrá a ella. Si no se lo merece, la paz volverá a vosotros. (Mt 10, 7-13)


El discípulo tiene que desempeñar la misión que le ha confiado Jesús en pobreza de espíritu, sin retener los dones que ha recibido de Dios, sean estos materiales o espirituales; así, estará seguro de que habla a los demás de Dios, no para saciar su amor propio, sino para ponerse a Su disposición a mayor gloria Suya. Las cosas materiales nos parecen indispensables, pero no lo son. Lo que piensen los demás de nosotros no tiene importancia y se termina olvidando. Lo que permanece es si habremos amado a Dios por encima de cualquier cosa y al prójimo tanto como a nosotros mismos.