Viruela del mono, el extraño alarmismo de los medios
La viruela del mono es una enfermedad extremadamente rara y está en los titulares de los periódicos. La viruela ha sido erradicada desde 1980. En 2019 se anunció una nueva vacuna, en caso de su propagación intencional (léase: guerra bacteriológica). La viruela del mono es una de las muchas zoonosis y los casos son pocos. ¿Por qué esta alarma?
Se inauguró en Ginebra la 75ª Asamblea Mundial de la Organización Mundial de la Salud. Hasta el 28 de mayo, los representantes de los 194 estados miembros de la OMS y varios jefes de Estado se reúnen para establecer la agenda para los próximos dos años. La organización declara que “en un mundo amenazado por conflictos, inequidad, crisis climática y pandemias, la 75ª sesión de la Asamblea Mundial de la Salud enfatizará la importancia de construir un planeta saludable y pacífico aprovechando la ciencia, los datos, la tecnología y la innovación”.
La sesión de este año de la Asamblea de la Salud se centra en el tema “Salud para la paz, paz para la salud” y también contará con el nombramiento del próximo director general quien, salvo sorpresas por votación secreta, debería ver la confirmación por otros cinco años el actual director general, Tedros Adhanom Ghebreyesus; indicado como candidato por varios Estados miembros y, al momento, el único candidato propuesto. De hecho, el Consejo Ejecutivo de la OMS en su última sesión del pasado mes de enero, ya le ha indicado para el puesto de director general que cubriría por segunda y última vez, según los estatutos vigentes. Será entonces el controvertido exponente político quien dictará las pautas de la salud mundial, que quisiéramos que sea cada vez más centralizada y decisiva en relación con las decisiones de salud de cada Estado.
Pero esta Asamblea también se desarrolla en el actual clima surrealista de alarma por Monkeypox, la viruela del mono, una enfermedad rarísima que desde hace unos días ocupa el primer plano de la atención mediática. La epidemiología, las manifestaciones clínicas y la secuenciación del virus aún están en estudio. La viruela humana fue erradicada por completo hace más de cuarenta años. Era una enfermedad infecciosa altamente contagiosa y, a menudo, fatal. Una persona infectada con viruela generalmente desarrolla un sarpullido caracterizado por ampollas en la cara y el cuerpo. El virus de la viruela se propagaba a través de la saliva y las gotitas de las vías respiratorias o por contacto con lesiones en la piel. El virus también podría propagarse a través de otros fluidos corporales.
La viruela fue declarada oficialmente extinta por la OMS en 1980, y el mérito se atribuyó a la vacunación. De hecho, es la única enfermedad completamente erradicada por una vacuna. Ahora, en los últimos días, ha estallado una auténtica burbuja mediática en torno a la viruela del mono. Uno de los cientos de zoonosis existentes. En modo increíble se está convirtiendo en una nueva emergencia sanitaria, a pesar de que hay enfermedades infecciosas mucho más graves y extendidas. La hepatitis C y la tuberculosis causan cada año un millón y medio de muertes en todo el mundo. Y son enfermedades para las que no hay vacuna. La viruela del mono es una enfermedad muy rara y, si afecta a los humanos, provoca fiebre, dolor de cabeza, dolores musculares y debilidad. Síntomas muy similares a una gripe o las últimas variantes de COVID. Sin embargo, se habla de una emergencia, de una amenaza inminente, de la próxima pandemia.
Pero esta vez no habrá que esperar mucho para que llegue la solución al problema, la liberación del mal. De hecho, en septiembre de 2019, tres meses antes de la llegada del Covid-19, la FDA, la Food and Drug Amministration (Agencia de Administración de Alimentos y Medicamentos estadounidense) aprobó una vacuna contra la viruela y la viruela del mono. ¿Porque en 2019?, ¿Por qué cuarenta años después de la desaparición de esta enfermedad, la industria farmacéutica sintió la urgente necesidad de desarrollar un preparado de este tipo, en lugar de dedicar sus esfuerzos a enfermedades menos virtuales como la Hepatitis C, la Tuberculosis, la Malaria u otras? La justificación de la FDA fue la siguiente: “Como resultado del Programa de Erradicación Global de la Viruela, la Organización Mundial de la Salud certificó la erradicación de la enfermedad natural de la viruela en 1980. La vacunación de rutina de la población estadounidense se suspendió en 1972 después de que la enfermedad había sido erradicada en los Estados Unidos y, como resultado, un gran porcentaje de los estadounidenses, así como la población mundial, no tienen inmunidad”, dijo Peter Marks, director del Centro de Evaluación e Investigación Biológica de la FDA. “Por lo tanto, aunque la viruela natural ya no es una amenaza global, la propagación intencional de este virus altamente contagioso podría tener un efecto devastador. La aprobación de hoy refleja el compromiso del gobierno de Estados Unidos con la preparación a través del apoyo para el desarrollo de vacunas seguras y efectivas, terapias y otras contramedidas médicas”.
Tres años después, tras el COVID, estas declaraciones son cuanto menos inquietantes: se está desarrollando una vacuna para una enfermedad extinta, que en teoría no serviría de nada, si no fuera para defender a la población en caso de “propagación intencional”, es decir de una guerra biológica. Pero si el virus está extinto, ¿cómo se puede propagar? En realidad, quedaron dos cepas del virus de la viruela, que desaparecieron del planeta, guardadas en dos laboratorios de máxima seguridad, uno en Moscú y otro en Washington. Si la viruela humana regresa, sabremos con certeza su proveniencia. Mientras tanto, la viruela del mono también puede ser útil para la estrategia de terror de los microorganismos. Y si fuera un problema, o más bien lo convirtiera en tal, ya existe la solución, desde el 24 de septiembre de 2019. Por otro lado, hay quienes lo vienen repitiendo desde hace tiempo, como Mario Draghi: hemos entrado en la era de pandemias, una tras otra.