Santo Tomás por Ermes Dovico

FRAGMENTOS DEL EVANGELIO

Una vida serena, aunque agotadora

Pero no fue. (Mt 21,30)

«¿Qué os parece? Un hombre tenía dos hijos. Se acercó al primero y le dijo: “Hijo, ve hoy a trabajar en la viña”. Él le contestó: “No quiero”. Pero después se arrepintió y fue. Se acercó al segundo y le dijo lo mismo. Él le contestó: “Voy, señor”. Pero no fue. ¿Quién de los dos cumplió la voluntad de su padre?». Contestaron: «El primero». Jesús les dijo: «En verdad os digo que los publicanos y las prostitutas van por delante de vosotros en el reino de Dios. Porque vino Juan a vosotros enseñándoos el camino de la justicia y no le creísteis; en cambio, los publicanos y prostitutas le creyeron. Y, aun después de ver esto, vosotros no os arrepentisteis ni le creísteis». (Mt 21,28-32)


Para ser buenos hijos de Dios no es suficiente obedecerle solo con palabras; hay que obedecerle también con nuestras acciones. Para afrontar bien las decisiones cotidianas, reflexionemos mirando hacia atrás nuestra vida para comprender el modo como Él, con sus “síes”, pero también con sus “noes”, ha traído serenidad a nuestra vida, que no por eso deja de ser agotadora.