Exaltación de la Santa Cruz por Ermes Dovico
FRAGMENTOS DEL EVANGELIO

Una promesa de salvación

Nadie ha subido al cielo, sino el que bajó del cielo (Jn 3,13)

En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo:
«Nadie ha subido al cielo, sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre.

Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna.

Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna.

Porque Dios no mandó su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por él».

(San Juan 3,13-17)


Jesús revela a Nicodemo por adelantado el corazón de su misión: la Encarnación, la Pasión, la Muerte y la Resurrección. Todo esto lo realiza Cristo por amor a nosotros, para salvarnos, a pesar de nuestra tendencia, fruto del pecado original, a querer vivir independientes de Dios. La Ascensión, que marcará el regreso del Hijo al Padre, no es un acontecimiento que solo concierne a Jesús: representa también una promesa segura para cada uno de nosotros, la posibilidad real de participar en la vida eterna. Reza hoy para que, dentro de la Iglesia, surjan cada vez más personas dispuestas a dedicarse con corazón sincero a la salvación de las almas, viviendo y dando testimonio de la esperanza del Evangelio.