Santa Cecilia por Ermes Dovico

FRAGMENTOS DEL EVANGELIO

Una coartada para no cambiar de vida

¿Por qué tus discípulos quebrantan la tradición de nuestros mayores? (Mt 15, 1)

Entonces se acercaron a Jesús unos fariseos y escribas de Jerusalén y le preguntaron: «¿Por qué tus discípulos quebrantan la tradición de nuestros mayores y no se lavan las manos antes de comer?». Y, llamando a la gente, les dijo: «Escuchad y entended: no mancha al hombre lo que entra por la boca, sino lo que sale de la boca, eso es lo que mancha al hombre». Se acercaron los discípulos y le dijeron: «¿Sabes que los fariseos se han escandalizado al oírte?». Respondió él: «La planta que no haya plantado mi Padre celestial, será arrancada de raíz. Dejadlos, son ciegos, guías de ciegos. Y si un ciego guía a otro ciego, los dos caerán en el hoyo». (Mt 15,1-2.10-14)


El valor de los actos de devoción no es absoluto, sino accesorio a los dos preceptos que inspiran los diez mandamientos (amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a nosotros mismos). He aquí porque Jesús corrige la interpretación que escribas y fariseos daban de la Palabra de Dios. La observación de los actos de devoción tiene que ser testimonio del amor de Dios y ayudarnos en el camino de conversión. Si, por el contrario, su observación sirve solo para que la conciencia esté tranquila con Dios, y, tal vez, como coartada para no cambiar de vida y seguir pecando contra nosotros mismos y el prójimo, entonces acordémonos de que solo nos engañamos a nosotros mismos. Preguntémonos si también nosotros hemos usado esta coartada.