Santo Tomás por Ermes Dovico

FRAGMENTOS DEL EVANGELIO

Una coartada de hierro

Ahí tenéis a un comilón y borracho, amigo de publicanos y pecadores. (Mt 11,19)

En ese tiempo, Jesús dijo: «¿A quién compararé esta generación? Se asemeja a unos niños sentados en la plaza, que gritan diciendo: “Hemos tocado la flauta, y no habéis bailado; hemos entonado lamentaciones, y no habéis llorado”. Porque vino Juan, que ni comía ni bebía, y dicen: “Tiene un demonio”. Vino el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: “Ahí tenéis a un comilón y borracho, amigo de publicanos y pecadores”. Pero la sabiduría se ha acreditado por sus obras». (Mt 11,16-19)


Los que se niegan a convertirse siempre tienen una coartada lista para no participar en este arduo, pero feliz, camino. San Juan es demasiado austero y Jesús es un comilón y borracho, por lo que en ambos casos se sienten bien sin tener que cambiar sus vidas. Debemos tener cuidado de no buscar coartadas estúpidas todos los días para no convertirnos, porque si no hacemos la voluntad de Dios, convirtiendo nuestro corazón a Jesús cada día, todos los días, no tendremos la vida eterna. El día del juicio nuestras coartadas se derretirán como la nieve al sol.