San Esteban por Ermes Dovico

Santos Nicolás Tavelić y compañeros

Estos cuatro gloriosos mártires franciscanos pasaron años en Tierra Santa para custodiar los lugares de la vida, muerte y resurrección de Nuestro Señor. Imitando a san Francisco, anunciaron a Jesucristo a los musulmanes.

Santo del día 14_11_2024 Italiano English

No debemos olvidar el ejemplo de estos cuatro gloriosos mártires franciscanos (†14 de noviembre de 1391), que pasaron años en Tierra Santa para custodiar los lugares de la vida, muerte y resurrección de Nuestro Señor. Imitando a san Francisco en el encuentro que este tuvo con el sultán, anunciaron a Jesucristo a los musulmanes.

El croata Nicolás Tavelić, el italiano Esteban de Cuneo y los franceses Deodato de Rodez y Pedro de Narbona partieron como misioneros a Palestina entre 1381 y 1383. El resto de su vida terrena la pasaron llevando a cabo su obra en el convento del Monte Sión, sede, desde hace siglos, de la Custodia de Tierra Santa, la provincia de la Orden franciscana que había sido instituida en 1217 durante el Capítulo general que había convocado san Francisco en persona, y que nació por su profunda veneración hacia los Lugares Santos.

Los cuatro frailes llevaron a cabo su apostolado en un territorio ocupado predominantemente por musulmanes, en una fase histórica en la que ya se había agotado el impulso misionero para liberar Tierra Santa de las persecuciones que amenazaban a los peregrinos y las iglesias, dado que la última cruzada se había concluido el siglo anterior (en el año 1272). Sin embargo, ese difícil contexto no desalentó a Nicolas y sus compañeros, que se sentían llamados a anunciar el Evangelio a los musulmanes. Para ello consultaron con dos teólogos y prepararon un texto en el que exponían la doctrina cristiana recorriendo las distinta referencias históricas y teológicas con las que refutaban el islam y demostraban la verdad del cristianismo.

El 11 de noviembre de 1391 se presentaron ante el cadi, un juez musulman, y en presencia de otros seguidores de Mahoma leyeron valerosamente su documento doctrinal. Tras haberlos escuchado, los musulmanes se enfurecieron y les pidieron que se retractaran de lo que habían dicho. Pero los franciscanos se negaron. Por esto fueron encarcelados, sufriendo torturas de todo tipo mientras esperaban la ejecución de la condena a muerte. Tres días después los llevaron a la plaza donde se negaron, de nuevo, a abjurar, renovando su profesión de fe en Cristo Resucitado. Fueron despedazados y quemados.

Sus verdugos hicieron desaparecer incluso las cenizas de los cuatro mártires porque no querían que otros cristianos los honraran. Pero la Divina Providencia dispuso otra cosa. Dos meses después de su martirio, este fue relatado con todo detalle por el padre Geraldo Calveti, entonces Custodio de Tierra Santa. Y hoy el Martirologio (en la edición de 2004) los recuerda así: «En Jerusalén, santos Nicolás Tavelić, Deodato Aribert, Esteban de Cuneo y Pedro de Narbona, sacerdotes de la Orden de los Hermanos Menores y mártires, que por predicar libremente en la plaza pública la religión cristiana a los sarracenos y confesar constantemente a Cristo como Hijo de Dios, fueron quedamos vivos».