San Félix de Como por Ermes Dovico
FRAGMENTOS DEL EVANGELIO

Santificar el nombre del Padre

«Señor, enséñanos a orar» (Lc 11,1)

Una vez que estaba Jesús orando en cierto lugar, cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo:
«Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos».

Él les dijo:
«Cuando oréis, decid: “Padre, santificado sea tu nombre, venga tu reino, danos cada día nuestro pan cotidiano, perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe, y no nos dejes caer en tentación”».

(San Lucas 11,1-4)
 

El Padrenuestro, la oración que Jesús enseña a sus discípulos, comienza con una petición fundamental: que el nombre del Padre sea santificado. Pero, ¿cuándo es realmente santificado Dios? Cuando nosotros, a pesar de nuestra fragilidad, permitimos que a través de nuestra vida emerja la obra de salvación que Él ofrece a los hombres. Jesús fue el primero en hacer concreta esta santificación, al aceptar libremente, en la noche de Getsemaní, someterse a la voluntad del Padre y, por tanto, aceptar la cruz. De ahora en adelante, cuando reces el Padrenuestro, presta atención al hecho de que lo primero que hay que pedir es que el nombre del Padre sea santificado. Luego viene el resto. No antes.