¿San Pedro o Satanás?
El que la pierda [la vida] por mí, la encontrará. (Mt 16, 25)
Desde entonces comenzó Jesús a manifestar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén y padecer allí mucho por parte de los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, y que tenía que ser ejecutado y resucitar al tercer día. Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo: «¡Lejos de ti tal cosa, Señor! Eso no puede pasarte». Jesús se volvió y dijo a Pedro: «¡Ponte detrás de mí, Satanás! Eres para mí piedra de tropiezo, porque tú piensas como los hombres, no como Dios». Entonces dijo a los discípulos: «Si alguno quiere venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, tome su cruz y me siga. Porque quien quiera salvar su vida, la perderá; pero el que la pierda por mí, la encontrará. ¿Pues de qué le servirá a un hombre ganar el mundo entero, si pierde su alma? ¿O qué podrá dar para recobrarla? Porque el Hijo del hombre vendrá, con la gloria de su Padre, entre sus ángeles, y entonces pagará a cada uno según su conducta». (Mt 16, 21-27)
La vida que, según Jesús, hay que perder, de la que debemos despojarnos, son ante todo nuestros deseos, cuando estos se oponen a Su voluntad. Incluso llama al apóstol san Pedro “Satanás” porque en ese momento colaboraba con el demonio para tentarle a la desobediencia y, así, desviarle de Su misión. Pidamos en la oración que el Señor nos ayude a comprender cuál es Su voluntad para poder llevarla a cabo concretamente cada día.