San Leandro de Sevilla
Hermano mayor de tres santos, entre los cuales el más conocido es Isidoro de Sevilla, san Leandro (c. 534-599) es recordado sobre todo por el papel que tuvo en el abandono del arrianismo y posterior conversión de la casa real visigoda, reinante en esa época en España
Hermano mayor de tres santos, entre los cuales el más conocido es Isidoro de Sevilla, san Leandro (c. 534-599) es recordado sobre todo por el papel que tuvo en el abandono del arrianismo y posterior conversión de la casa real visigoda, reinante en esa época en España. Fue el primero de cinco hijos de una noble familia romana de Cartagena y, después de la prematura muerte del padre, cuidó de Florentina, Fulgencio, Isidoro y Teodosia. Con la excepción de esta última, todos sus hermanos se dedicaron a la vida religiosa y la Iglesia los venera. Florentina se hizo monja benedictina y fundó numerosos monasterios. Fulgencio fue nombrado obispo de Astigi (la actual Écija), mientras que Isidoro, proclamado Doctor de la Iglesia, fue sucesor de Leandro en la guía de la arquidiócesis de Sevilla y fue célebre en la Edad Media por su obra enciclopédica Etimologías, que en el alba del tercer milenio ha llevado a un grupo de personas a proponerle como patrón de Internet.
Leandro inició su vida religiosa como monje benedictino y hacia el año 578 se convirtió en arzobispo de Sevilla. Aquí conoció a Hermenegildo, casado con la joven católica Ingunda e hijo de Leovigildo, rey visigodo de fe arriana. El catolicismo que profesaba Ingunda (a la que la segunda mujer de Leovigildo había intentado convertir al arrianismo por la fuerza) fue motivo de alejamiento de Hermenegildo y de su esposa de la corte de Toledo: en el 580, para evitar otros problemas, el padre le envió a Sevilla para que gobernase la Bética (la actual Andalucía), provincia fronteriza con las tierras ocupadas por los bizantinos.
La conversión al credo niceno de Hermenegildo, bautizado precisamente por san Leandro, creó disturbios en toda la provincia y varias ciudades le proclamaron rey. Nació un conflicto con el padre, que le derrotó, le exilió a Valencia y después a Tarragona, bajo la vigilancia del duque Sigeberto. Durante la prisión, Hermenegildo se sometió a varias penitencias y oró para que Dios le librara de aquellos sufrimientos. El 13 de abril de 585, Sigeberto le mató, después de que Hermenegildo se había negado a recibir la hostia de manos de un arriano que el padre había enviado: después de esto la Iglesia le canonizó y le venera como mártir. Mientras tanto, Leandro había vivido tres años exiliado en Constantinopla - donde entabló amistad con el futuro papa Gregorio Magno, que se encontraba allí como delegado pontificio - y después en África del norte.
El santo fue llamado de vuelta a España solamente en 586, a la muerte de Leovigildo, al que el hijo Recaredo sucedió en el trono. El nuevo rey puso fin a las persecuciones contra los católicos y el año sucesivo se convirtió, iniciando un proceso de unificación religiosa de su reino que culminó en el tercer concilio de Toledo, que inició el 8 de mayo de 589, organizado con el apoyo del mismo Recaredo, del que san Gregorio dirá: «No suscita maravilla que haya llegado a ser un predicador de la verdadera fe, porque su hermano fue un mártir, cuyos méritos le han ayudado a reconducir muchas almas al seno de Dios». En el concilio, el soberano visigodo profesó solemnemente la fe católica y Leandro pronunció una famosa homilía (Homilia de triumpho Ecclesiae ob conversionem Gothorum), en la que dijo: «Nuevos pueblos han nacido para la Iglesia en un instante. Los que antes nos hacían sufrir con su dureza, ahora nos consuelan con su fe».