San Jorge
Mucho antes de que se difundiera la legendaria imagen de la lucha contra el dragón, que simboliza la fe intrépida que triunfa sobre el mal, san Jorge (c. 275 - c. 303) ya era objeto de un culto extenso y antiquísimo
Mucho antes de que se difundiera la legendaria imagen de la lucha contra el dragón, que simboliza la fe intrépida que triunfa sobre el mal, san Jorge (c. 275 - c. 303) ya era objeto de un culto extenso y antiquísimo. De hecho, existen testimonios de su culto desde el siglo IV, época de la que data su martirio, ocurrido probablemente durante la Gran Persecución de Diocleciano. La primera fuente literaria sobre el santo es la Passio Georgii, juzgada apócrifa por el Decretum Gelasianum, un documento tradicionalmente atribuido al papa Gelasio (492-496). La Passio, más allá de los marcados acentos milagrosos, cuenta que Jorge era originario de Capadocia y se mudó después a Palestina. Aquí se alistó en el ejército de Diocleciano y llegó a formar parte de la guardia del emperador hasta el comienzo de las persecuciones, cuando sufrió el martirio por decapitación. Mientras tanto, su firmeza en Cristo había dado lugar a la conversión del magister militum Anatolio y sus soldados, así como a la abierta profesión de fe de la noble Alejandra: todos martirizados.
La historia de su victoria sobre el dragón surgió sólo alrededor del siglo XII y alcanzó una extraordinaria popularidad a partir del siglo sucesivo, cuando fue incluida en la Legenda Aurea de Santiago de la Vorágine y representada por muchos artistas. La liberación de la doncella, y de todos los habitantes que vivían sometidos al poder del dragón, es una hermosa imagen de la liberación del pecado y de las cadenas del demonio: «No temáis, porque el Señor me ha permitido liberaros de este monstruo. Creed, recibid el bautismo y yo mataré a vuestro perseguidor», dice Jorge en la Legenda. Mientras tanto, la famosa cruz roja sobre fondo blanco, conocida como la Cruz de San Jorge, se había convertido en el símbolo de los cruzados y de la República de Génova, que concedió más tarde, a Inglaterra, la posibilidad de utilizarla en sus buques. Precisamente Inglaterra, cuyo rey Eduardo III introdujo el grito de batalla «Saint George for England», es una de las naciones cuyo patrón es san Jorge. También es el protector de diferentes órdenes de caballería.
Como hemos dicho anteriormente, el culto del santo ya estaba arraigado poco después de su muerte. Lo demuestran, en primer lugar, los restos arqueológicos de la basílica construida sobre el sepulcro del santo en Lydda (Diospolis), de la época de Constantino (†337), es decir, el emperador bajo el cual los cristianos finalmente vieron reconocida la libertad de profesar su fe. Un epígrafe griego encontrado en Batanea, al noreste del Jordán, y fechado por el bollandista Delehaye en 368, habla después de una «casa [o iglesia] de los santos y triunfantes mártires Jorge y compañeros». El testimonio escrito más antiguo que nos ha llegado, en relación a la tumba, es anterior al 530 y se debe a Teodosio Periegeta, que escribió: in Diospolim, ubi sanctus Georgius martyrizatus est, ibi et corpus eius est et multa mirabilia fiunt. Sin embargo, no se puede descartar que el martirio tuviera lugar en Nicomedia [1], residencia de Diocleciano durante mucho tiempo, y que el cuerpo del mártir fuera trasladado después a Lydda, donde todavía hoy se encuentra la tumba.
La gran veneración en el lugar de la tumba de san Jorge hizo que bajo el Imperio Bizantino la ciudad de Lydda pasara a llamarse Georgiopolis. Pero desde los primeros siglos del cristianismo el culto a san Jorge, que los ortodoxos veneran con el título de “megalomártir”, seguramente no se limitó al área de Lydda, sino que se difundió de este a oeste: inscripciones, iglesias o monasterios dedicados a él están presentes desde al menos el siglo VI en Jerusalén, Jericó, Maguncia, París, Rávena y Zorava. En Roma, donde el general Belisario (500-565) entregó la Puerta de San Sebastián a la protección del santo, surgió en la misma época el primer núcleo de la Iglesia de San Jorge en Velabro. Y aquí, dos siglos después, el papa Zacarías hizo trasladar el cráneo del mártir.
Patrón de: alabarderos, arqueros, armeros, caballeros, mártires ingleses, movimiento scout, soldados, invocado contra enfermedades de la piel, peste y enfermedades venéreas; Canadá, Etiopía, Georgia, Inglaterra, Lituania, Malta, Portugal
[1] Entre las fuentes que hacen pensar en esta hipótesis se encuentra la Historia Eclesiástica de Eusebio de Cesarea, completada alrededor del 323, en la que habla de los mártires de Nicomedia y de un fiel que rompió el edicto persecutorio en contra de los cristianos.