San Estanislao
Juan Pablo II definió al santo que celebramos hoy «patrono del orden moral cristiano».
El principal patrono de Polonia era muy amado por Juan Pablo II al que, recién elegido pontífice, le hubiera gustado volver a su patria en abril de 1979, IX centenario del martirio de san Estanislao (1030-1079). Pero el régimen comunista se lo impidió, obligándole a posponer su peregrinación apostólica al mes de junio. En esa ocasión, el papa polaco hizo una analogía entre el Bautismo del primer soberano de Polonia, en 966, piedra angular en la cristianización del País (de hecho, este acontecimiento se recuerda como el “Bautismo de Polonia”) y la que él llamó Confirmación, es decir el martirio, el siglo siguiente, de Estanislao. Juan Pablo II definió al santo que celebramos hoy «patrono del orden moral cristiano. En definitiva, el orden moral se constituye de hecho a través de los hombres. Este orden se compone de un gran número de pruebas, cada una de las cuales es prueba de fe y de carácter» (homilía del 10 de junio de 1979).
Estanislao se educó en la escuela catedral de Gniezno, la más antigua archidiócesis polaca. Continuó su formación en el extranjero. Cuando volvió a su patria recibió la ordenación sacerdotal de manos del obispo de Cracovia, Lamberto Suła. Al quedarse huérfano donó sus bienes a los pobres y se distinguió en la predicación. Conocía muy bien las Sagradas Escrituras, llevaba el cilicio y rezaba continuamente. Por ello, fue natural elegirle sucesor de Lamberto cuando este falleció, pero Estanislao aceptó el elevado ministerio solo después de que el papa Alejandro II se lo ordenara. Se convirtió en obispo de Cracovia en 1072. Al inicio pudo colaborar con Boleslao II el Temerario, primero duque y más tarde rey de Polonia, al que exhortaba a favorecer la difusión de los monasterios benedictinos. Pero cuando el soberano empezó a escandalizar con su vida disoluta, siendo infiel a su esposa en numerosas ocasiones, Estanislao no dudó en llamarle, en público como en privado, a la conversión.
Al no querer enmendar su comportamiento, el obstinado Boleslao quiso "vengarse". El obispo le había comprado a un hombre llamado Pedro un trozo de tierra para la diócesis, pero tras la muerte de este el soberano empezó a corromper a los herederos, a los que indujo a acusar a Estanislao de haber usurpado la propiedad. La tradición narra que el obispo, al no encontrar a testigos valientes, les pidió a los jueces una prórroga de tres días, prometiendo que sería el propio Pedro el que testificaría a su favor; tanto la corte como el rey se rieron ante su petición, pero aceptaron el aplazamiento. Estanislao pasó esos tres días ayunando y rezando. Al término de los tres días, fue en procesión al cementerio, abrió el sepulcro, tocó con el báculo pastoral el cuerpo del difunto, enterrado tres años antes, y le ordenó que se levantara en nombre de Dios. Los presentes vieron a Pedro resucitar, lo cubrieron con una capa y lo llevaron ante el rey y los jueces, que se quedaron conmocionados. Testificó en favor del obispo y volvió a su tumba, suplicando al santo que rezara al Señor para que le acortara las penas en el Purgatorio.
Boleslao siguió con su conducta inmoral, lo que obligó a Estanislao a excomulgarlo. El obispo obligó a los canónigos de la catedral a suspender el Oficio Divino si se presentaba el rey. Un día, el 11 de abril según las fuentes, un enfurecido Boleslao se dirigió con sus guardias a la iglesia de San Miguel Arcángel, donde Estanislao estaba celebrando la Misa. El rey mató al obispo con un golpe de espada y ordenó que se ultrajara su cuerpo, pero la Providencia y los fieles evitaron este ultraje al recuperar los santos restos.
Este hecho suscitó tal desprecio en el pueblo que Boleslao acabó destronado y exiliado. Se refugió en la corte de Ladislao I de Hungría, futuro santo. Según una tradición posterior, Boleslao fue a ver al papa Gregorio VII en peregrinación, invocó su perdón y murió arrepentido en la abadía de Ossiach (en el sur de Austria), en la que hay una tumba con un epitafio que recuerda al rey como asesino de san Estanislao. En 1960 abrieron este sepulcro y se identificaron unos huesos masculinos y la armadura de un caballero polaco que se remonta al siglo XI.