Viernes Santo por Ermes Dovico

San Augusto Chapdelaine

Entre los 120 mártires de China canonizados por Juan Pablo II el 1 de octubre de 2000 se encuentra también el sacerdote francés Augusto Chapdelaine

Santo del día 29_02_2020 Italiano English

Entre los 120 mártires de China canonizados por Juan Pablo II el 1 de octubre de 2000 se encuentra también el sacerdote francés Augusto Chapdelaine (1814-1856), de la Sociedad de Misiones Extranjeras de París.

Nacido en un pequeño pueblo de Normandía, La Rochelle, en su primera juventud se dedicó, junto a su familia, a la agricultura. Cuando sintió la llamada de Dios entró en el seminario y a los 29 años fue ordenado sacerdote. Inició a desarrollar su ministerio en el pueblo de Boucey, donde permaneció hasta 1851, cuando pasó al seminario de la Sociedad de Misiones Extranjeras, sintiendo la vocación de misionero. Un año más tarde embarcó con dirección a China, en la que, a partir de 1850, estaba en marcha la llamada Rebelión Taiping (que primero afectó a la zona de Nankín para luego extenderse al sur del país asiático).

Tras pasar por varias ciudades chinas, en 1854 el padre Chapdelaine consiguió llegar por fin a la provincia de Guangxi, donde celebró su primera Misa el 8 de diciembre de ese año, fecha de la solemne proclamación dogmática de la Inmaculada Concepción. Fue arrestado pocos días después, y pasó dos semanas en la cárcel. Tras sufrir serias amenazas, decidió irse temporalmente de Guangxi, volviendo en diciembre de 1855. Un hombre, enfadado por la conversión de una mujer a Jesucristo, lo denunció al mandarín local, acusándole de causar desórdenes y de predicar una fe prohibida en esa zona de China.

Arrestado junto a otros cristianos, fue golpeado duramente con bastones, sometido a otras torturas y encerrado en una pequeña jaula de hierro que tenía un agujero en la parte superior para pasar al cuello del condenado. Murió ahorcado y sólo cuando se certificó su muerte se le cortó la cabeza. Era el 29 de febrero de 1856. El padre Chapdelaine tenía 42 años. Fue beatificado por León XIII en el 1900 y, como hemos dicho, canonizado por Juan Pablo II cien años más tarde.