¿Quién es Jesús para nosotros?
Todo el mundo te busca. (Mc 1,37)
Y enseguida, al salir ellos de la sinagoga, fue con Santiago y Juan a la casa de Simón y Andrés. La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, e inmediatamente le hablaron de ella. Él se acercó, la cogió de la mano y la levantó. Se le pasó la fiebre y se puso a servirles. Al anochecer, cuando se puso el sol, le llevaron todos los enfermos y endemoniados. La población entera se agolpaba a la puerta. Curó a muchos enfermos de diversos males y expulsó muchos demonios; y como los demonios lo conocían, no les permitía hablar. Se levantó de madrugada, cuando todavía estaba muy oscuro, se marchó a un lugar solitario y allí se puso a orar. Simón y sus compañeros fueron en su busca y, al encontrarlo, le dijeron: «Todo el mundo te busca». Él les responde: «Vámonos a otra parte, a las aldeas cercanas, para predicar también allí; que para eso he salido». Así recorrió toda Galilea, predicando en sus sinagogas y expulsando los demonios. (Mc 1,29-39)
A diferencia de los hombres, el objetivo de Jesús no es ser popular. El silencio de Jesús, en estos casos, es educativo y lo usa para enseñarnos que no es el consuelo que nos ofrece el que nos salva, sino su Persona. Intentemos, entonces, preguntarnos sinceramente cuál es el motivo de nuestro interés por Jesús. ¿Lo reconocemos como nuestro único Salvador, o es solo uno más de nuestros muchos intereses?