San Bernardino Realino por Ermes Dovico

FRAGMENTOS DEL EVANGELIO

¿Qué es el hombre para que te acuerdes de él?

Padre santo, guárdalos en tu nombre. (Jn 17,11)

«Padre santo, guárdalos en tu nombre, a los que me has dado, para que sean uno, como nosotros. Cuando estaba con ellos, yo guardaba en tu nombre a los que me diste, y los custodiaba, y ninguno se perdió, sino el hijo de la perdición, para que se cumpliera la Escritura. Ahora voy a ti, y digo esto en el mundo para que tengan en sí mismos mi alegría cumplida. Yo les he dado tu palabra, y el mundo los ha odiado porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. No ruego que los retires del mundo, sino que los guardes del maligno. No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. Santifícalos en la verdad: tu palabra es verdad. Como tú me enviaste al mundo, así yo los envío también al mundo. Y por ellos yo me santifico a mí mismo, para que también ellos sean santificados en la verdad».  (Jn 17,11b-19)

 

Para que los discípulos no se pierdan, Jesús les recomienda a la custodia del Padre que, a su vez, se los ha donado a Él. En esta relación de amor entre el Hijo y el Padre, que se intercambian la atenta custodia, está la respuesta a la pregunta del Salmo 8: “¿Qué es el hombre para que te acuerdes de él, el ser humano para mirar por él?”. Cada hombre es amado por Dios hasta el punto que el Hijo de Dios ha muerto en la cruz con tal de salvar a un solo pecador. Para que este sacrificio no sea inútil, debemos esforzarnos para cumplir la voluntad de Dios cotidianamente como gesto de amor.