Personas y comportamientos
No juzguéis, para que no seáis juzgados. (Mt 7,1)
«No juzguéis, para que no seáis juzgados. Porque seréis juzgados como juzguéis vosotros, y la medida que uséis, la usarán con vosotros. ¿Por qué te fijas en la mota que tiene tu hermano en el ojo y no reparas en la viga que llevas en el tuyo? ¿Cómo puedes decirle a tu hermano: “Déjame que te saque la mota del ojo”, teniendo una viga en el tuyo? Hipócrita: sácate primero la viga del ojo; entonces verás claro y podrás sacar la mota del ojo de tu hermano». (Mt 7,1-5)
El juicio que Jesús prohibe es aquel que tiene que ver con las personas, no con los comportamientos. De hecho, los comportamientos debemos juzgarlos, tanto los nuestros como los de los demás, para verificar constantemente si están en línea con los mandamientos divinos. Por tanto, debemos abstenernos de juzgar a los pecadores, pero debemos juzgar su pecado para luchar desde el inicio y sin vacilar contra la tentación y nuestras malas tendencias.