¿Personas mejores o conversos?
Te pagarán en la resurrección de los justos (Lc 14,14)
En aquel tiempo, Jesús dijo a uno a de los principales fariseos que lo había invitado:
«Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos; porque corresponderán invitándote, y quedarás pagado. Cuando des un banquete, invita a pobres, lisiados, cojos y ciegos; y serás bienaventurado, porque no pueden pagarte; te pagarán en la resurrección de los justos».
(San Lucas 14,12-14)
La conversión no significa simplemente convertirse en «personas mejores», sino elegir a Jesús como punto de referencia absoluto de nuestra existencia. Solo así podemos amar verdaderamente a Dios por encima de todo y al prójimo como a nosotros mismos. Y no solo al prójimo que nos cae bien o que nos corresponde con generosidad, sino también, como nos enseñó Jesús, cuando no nos corresponde. Cuando haces el bien, ¿buscas más el reconocimiento de las personas o la gloria de Dios? Piensa en un hecho reciente en el que hayas hecho el bien a alguien y encuentra la respuesta a la pregunta anterior.
