FIDUCIA SUPPLICANS

Parejas homosexuales: El “contorsionismo” del Papa para no decir la verdad

El Papa Francisco ha defendido a capa y espada en varias entrevistas la Declaración sobre la bendición a las parejas del mismo sexo, y trata de alimentar una falsa narrativa para enturbiar las aguas.

Ecclesia 01_02_2024 Italiano English

Los que protestan contra Fiducia Supplicans (FS) “pertenecen a pequeños grupos ideológicos”. Lo acaba de afirmar el Papa Francisco en otra entrevista, esta vez con el periódico La Stampa, publicada el 29 de enero. Unos días antes, yendo a la televisión a Che tempo che fa, invitado por Fabio Fazio, había dicho en cambio que quienes no aceptan la FS “no la conocen”.

Merece la pena retomar el tema precisamente por el modo en que el Papa interviene constantemente en defensa de la controvertida Declaración emitida el pasado 18 de diciembre por el Prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe Víctor Manuel “Tucho” Fernández. No sólo interviene, sino que también “promocióna” a Fernández como miembro del Dicasterio para la Unidad de los Cristianos, dirigido por el cardenal Kurt Koch: un signo que habla por sí solo.

Como ya sabemos, estamos hablando de la bendición de “parejas homosexuales e irregulares”. ¿Y por qué volver sobre ello? Porque ante la sublevación internacional, el Papa no vuelve atrás -como le pedían muchos- sino que trata confundir aún más alimentando una narrativa claramente falsa e insultando a los supuestos enemigos acusándolos de tener “cerrado” el corazón y de no ser verdaderos cristianos porque quieren dividir a la Iglesia. Es triste ver a un Papa jugando a prestidigitador con las palabras para avanzar con sus objetivos, pero hay que tomar nota de ello, y también reconocer que no es la primera vez. Así que es bueno aclarar de nuevo los términos de la cuestión.
A la acusación lanzada por el Papa, a saber, que se critica la Declaración porque no se la conoce, el cardenal Gerard L. Müller ya ha respondido muy claramente en los últimos días al hablar en el programa World Over de Raymond Arroyo en EWTN: “Nadie puede decir que los obispos y cardenales no han entendido FS. Todos hemos estudiado Teología y somos capaces de entender un texto de veinte páginas”. Y luego una pulla al cardenal Fernández y sus libros duros: “Hemos estudiado Teología y no ginecología, no conocemos todos los detalles como otros, pero lo que hace falta es conocer las Escrituras, la Tradición y la doctrina de la Iglesia”.

Efectivamente parece más bien el Papa quien ignora el contenido de FS. En la entrevista con La Stampa ha querido subrayar una vez más “que no se bendice la unión, sino a las personas”, pero eso no es lo que está escrito en la Declaración. Ya en las líneas introductorias el cardenal Fernández afirma al final de un largo discurso que “se puede entender la posibilidad de bendecir a parejas en situación irregular y a parejas del mismo sexo”. Y en ninguna parte del largo documento se hace referencia a la bendición de personas solteras aunque estén en pareja.

A este respecto, sin embargo, hay otra sutileza que tiende a dar una imagen distorsionada de la Iglesia: de hecho, el Papa sugiere que hasta ahora se han negado las bendiciones a ciertas categorías de personas y que los opositores a la FS quieren seguir reservando las bendiciones a un selecto grupo de elegidos: “Dado que todos somos pecadores” alega el Papa en la entrevista con La Stampa, “¿por qué elaborar entonces una lista de pecadores que pueden entrar en la Iglesia y una lista de pecadores que no pueden estar en la Iglesia? Esto no es el Evangelio”. Sí, pero ¿quién ha querido hacer listas de pecadores? Más bien son el Papa y Fernández quienes lo están haciendo, creando una lista de “pecadores de élite”, ya que el famoso “Todos, todos” se invoca exclusivamente para los homo-transexuales y los divorciados vueltos a casar.

En realidad se trata de una forma astuta de cambiar el discurso, porque incluso el Papa sabe que siempre se ha bendecido a las personas independientemente de su posición personal, también se imparte la bendición al final de cada Santa Misa para todos los presentes. Por lo tanto, un documento que reiterara lo que la Iglesia ha hecho siempre sería absolutamente inútil, del mismo modo que una rebelión de tal envergadura sería incomprensible si no hubiera una novedad perturbadora.

A este respecto, en la entrevista con La Stampa, el Papa reescribe lo que sucede en la Iglesia para su propio uso: aparte de los africanos, que “son un caso aparte”, “los que protestan con vehemencia pertenecen a pequeños grupos ideológicos”, ha acusado. Con todo respeto, es exactamente lo contrario: los que pertenecen a pequeños grupos ideológicos son los que intentan subvertir la doctrina de la Iglesia sobre la sexualidad, como ya había descrito precisamente el cardenal Ratzinger en 1986. Y estos grupos, digamos este lobby, han encontrado en el Papa Francisco el gran padrino, como demuestra la historia de New Ways Ministry y de la hermana Jeannine Gramick (aquí y aquí), que sólo un ciego puede no ver.

Por otro lado, la oposición a FS es decididamente amplia, especialmente en el Sur Global (casualmente esas periferias tan ensalzadas en este pontificado), pero también en Occidente y en la Curia Romana.

África, sin embargo, merece un discurso aparte, porque para el Papa Francisco es la única realidad que tendría razones para oponerse: “Para los africanos -ha explicado- la homosexualidad es algo ‘feo’ desde el punto de vista cultural, no la toleran. Pero, en general, confío en que poco a poco todo el mundo vaya comprendiendo el espíritu de la Declaración Fiducia Supplicans (...): quiere incluir, no dividir”.

Ya hemos hablado la gravedad de estas palabras reservadas a los africanos que denotan también una cierta visión racista, pero además hay un punto que merece ser subrayado: estigmatizando a la cultura africana para la que la homosexualidad es algo “malo”, el Papa Francisco pretende afirmar que en cambio es algo “bueno”, que es lo contrario de lo que afirma el Catecismo de la Iglesia católica.

Por tanto, es evidente -por si alguien aún tenía dudas- que Fiducia Supplicans tiene como fuente precisamente la convicción de que la homosexualidad es una variante normal de la sexualidad; y pretende que toda la Iglesia acepte “pastoralmente” este punto de vista.

Es de esperar, por tanto, que cada vez más obispos y cardenales tomen conciencia de la gravedad de esta situación y trabajen para frenar esta deriva.



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